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martes, 25 de diciembre de 2012

Feliz Navidad 2012

Este año no es que vaya a ser poco original, sino nada original. Así que para felicitar la Navidad ahí van:
1º Un video de interpretación de ThePianoGuys
2º El poema que ha escrito un colega sacerdote (el Padre José M.) como felicitación.
Espero que les gusten.¡Feliz Navidad!



Torna Nadal i torno a escriure tard
i aquest any potser escric més fosc
(no és cosa de la tinta) i més fred
(i creieu-me que avui fa un sol que enamora).
No sé si és qüestió de llum o de temperatura,
però tinc por que aquest any
se’m clivellin als llavis les paraules
en anunciar la pau aquí i la Glòria in excelsis.

Només sé que ha nascut un infant
digne en sa petitesa de l’homenatge adult
i que cal donar gràcies.
Només sé que aquest Déu de Betlem
és de la nostra pasta
i que cal donar gràcies.
Només sé que es expressament pro nobis
(que voldria dir “per tots” si fóssim més autèntics)
i que cal donar gràcies.

Si ens miréssim als ulls amb ulleres d'amor
o en escoltéssim atents com si ens hi fos la vida,
potser descobriríem, més enllà d'edats i d'aixoplucs,
de les manies pròpies, de les queixes i les culpes alienes,
d'elaborar projectes i esmunyir-se dels fracassos,
de xifres i ruletes, d’adduir males sorts,
d'alçar les veus, les raons, les banderes,
més enllà del menyspreu venjatiu i dels adéus amargs,
d’empassar-nos notícies per combatre el silenci,
potser descobriríem, -Nadal ens ho recorda
amb el seu rebombori de llums i sentiments-,
fins a quin punt som tots, eufòrics o amargats,
terriblement golafres de la vida.

Tots nosaltres, tu i jo, totes aquestes
ànimes en pena o en disbauxa que ens envolten,
coneguts o estrangers, de fiar o de fugir,
-Nadal ens ho recorda amb aquest nen en una menjadora,
amb aquest nen sagrat que plora totes les respostes-,
som com petits nadons acabats d'infantar,
i tot allò que fem i repetim i ometem i callem i diem
no és més que somicar inacabablement,
no és més que (així és el viure humà)
pidolar ser estimats.

Que tingueu Bon Nadal
i gràcies infinites
que és el que val.

domingo, 23 de diciembre de 2012

Así no, Monseñor Taltavull, así no


Así no, Monseñor Taltavull, así no. Esa manera de distribuir la comunión bajo las dos especies, haciendo la intinción en el cáliz el mismo comulgante está expresamente desautorizada por la Instrucción Redemptionis Sacramentum en sus números 103 y 104.  Ya sabemos que es usted un Obispo moderno y bondadoso, al que no le gusta hacer feos a la gente, un Obispo inculturado, una cara amable de una Iglesia jerárquica a veces malcarada. Pero permitir irregularidades litúrgicas no es el camino. Esto se hizo en la Asamblea Diocesana de Barcelona del movimiento Vida Creixent. Y no debió hacerse. Entre otras cosas porque luego los sufridos peones de las parroquias, cuando intentamos hacer entender a la gente el porqué no hacemos ciertos experimentos, nos dicen que con Su Excelencia se hizo y fue muy guay y muy hermoso. Hay que joderse.
Esto de la Asamblea diocesana de VC sólo tiene dos explicaciones. O bien Su Excelencia no conoce las normas, lo cual sería inexcusable porque estamos hablando de algo tan importante como la distribución de la santa comunión. O bien Su Excelencia se dejó manejar por el tándem formado por el consiliario Mossén Bada y el diácono permanente Arribas. Mala cosa cuando todo un Obispo cede ante un párroco que debería estar ya jubilado o ante un diácono que sabe de liturgia lo mismo que de todo lo demás. Con todo el respeto, así no, Monseñor Taltavull, a no ser que lo que usted deliberadamente pretenda sea la inamovilidad como auxiliar de Barcelona hasta la jubilación y hacer la misma carrera que su antecesor buonanima Monseñor Carrera. 
(La foto está tomada de Ressó, boletín de Vida Creixent. Me lo pasó velozmente una feligresa para demostrarme que yo era un "carca").

viernes, 16 de noviembre de 2012

Lo más feminista es el derecho a vivir

Sé que es difícil de aceptar en un entorno en el que va penetrando cada vez más la envenenada idea de que el aborto y otros procedimientos de la llamada "salud reproductiva" son avances en los derechos humanos, progresos en la historia humana. Pero un servidor no se cansará de repetirlo: lo más feminista en este mundo sigue siendo el respeto de la vida como algo sagrado.



viernes, 2 de noviembre de 2012

Don Joaquín previniendo riesgos laborales


Cuando al anochecer de aquel domingo, a esa hora queda en que los pueblos pequeños casi duermen, en que la vida se desarrolla toda intramuros, el Mellado llamó a la puerta de la Casa Parroquial, el organismo de don Joaquín reaccionó con aquella piel de gallina y aquella energía que sólo se generaba en los acontecimientos importantes. “Estoy preparado”, se dijo, “vamos allá”. El Mellado traía el saco como habían acordado y don Joaquín le había puesto pilas nuevas a la linterna. El utillaje estaba, pues, a punto, así que se dirigieron silenciosamente hacia la iglesia, según el plan elaborado.

Don Joaquín había empezado a planearlo todo la misma noche del Corpus, empujado por la ofensa sufrida al mediodía, por la sonrisa hiriente del maestro, por la carcajada retenida (o no tanto) de los monaguillos y de los que portaban el palio. La misa del Corpus había sido brillante, esplendorosa, como a él le gustaba. Todo limpio, correcto, cuidado en el detalle, como el Señor se merece. La procesión, una manifestación de fe, con todo el pueblo (menos el maestro, claro) implicándose. Tres altares primorosamente preparados y adornados en el trayecto, la custodia refulgente, las cantoras más atinadas y entonadas que nunca. Don Joaquín se había puesto la capa que pesaba, la de los bordados primorosos de oro. Oro también aquel sol de Corpus que era todo luz y vida. No importaba el sudor, ni el dolor de la rodilla, porque el Señor era adorado, reverenciado como corresponde. Al regreso, a don Joaquín le gustaba, antes de entrar en el templo, voltearse y mostrar el pan de vida otra vez a la gente, sabedor de que muchos no entrarían de nuevo en el sagrado recinto, así que, desde lo alto de la pequeña escalinata, retirado ya el palio, bendecía con el Señor Sacramentado al pueblo y a su gente, incluido el maestro. Hay que aclarar que el maestro era el descreído del lugar, el que se condenaría si no enmendaba su displicente desprecio hacia todo lo sagrado; cada Corpus se sentaba en un banco de la plaza y se ponía a fumar su pipa con gesto de satisfacción, como si aquel placer evanescente superara cualquier tipo de alegría religiosa. En la bendición, cuando la custodia daba el último recorrido a la derecha, con el último trazo de la cruz, don Joaquín miraba al maestro diciéndose por dentro: “esto va también por ti, ateo, fastídiate”. Así un año y otro, pero aquel Corpus le tocó a don Joaquín decirse otras cosas, ninguna buena, por dentro. Llegado al final de la escalinata, se había dado la vuelta, los varales del palio se habían hecho a un lado. El buen párroco iniciaba la bendición. Subió hacia arriba la custodia para empezar a trazar la cruz, y en el preciso momento en que comenzaba a bajar los brazos, un excremento de paloma de un tamaño increíble se le estrelló en la frente despejada. “¡Hostias!”, gritó el tonto del pueblo y no precisamente como reconocimiento y alabanza. ¿Qué hacer? La bendición estaba ya en marcha y no podía pararla, así que con los reflejos que da la experiencia clerical, don Joaquín acabó de trazar la cruz en el aire, tal vez algo más velozmente que otros años. Al llegar al extremo derecho vio la sonrisa socarrona del maestro y aquello le dolió, si cabe, todavía más por dentro. Giró y enfiló hacia el interior de la iglesia, donde le pareció que hasta la mismísima Virgen de la Soledad se mofaba de él; a medio pasillo, la mano caritativa de la tía Sabina, cual Verónica oportuna, le limpió la frente con gesto rápido mediante un paño adecuado y la ceremonia pudo acabar como de costumbre.

Por todo ello, hete aquí que el domingo siguiente, ya entrada la noche, penetraron con el Mellado en el templo y subieron por la empinada escalera que llevaba al campanario. Con otro motivo, su rodilla no lo habría resistido, pero la misma tensión de lo que iban a perpetrar parecía haberle anestesiado los meniscos. Don Joaquín se decía que aquello era como cumplir un deber de justicia (dar de comer al hambriento) o como prevenir riesgos laborales. El Mellado era un buen colaborador, barato y eficiente. No tenía una vida fácil. Solo en el mundo, incapaz de someterse a la regularidad de los horarios, sobrevivía con algún encargo esporádico, con la generosidad de las almas caritativas y con el consuelo de algunos tragos de vino. Llegaron a lo alto del campanario. La acción fue directa, precisa, rápida. A medida que la luz de la linterna las alumbraba, se quedaban las palomas como tontas y el Mellado las agarraba, las daba un golpe contra el suelo y al saco. Menudo banquete se iba a pegar. En cinco minutos volvieron a estar abajo. Pasaron a la sacristía, donde el Mellado ató el saco con un cordel de esparto (alguna todavía se movía, no importaba, aquella misma noche estaría en la cazuela). Allí en la sacristía don Joaquín le entregó la acordada botella de tintorro. Y, antes de despedirse, el broche final. Sacó un vaso de un armario y le sirvió al Mellado una dosis generosa, casi hasta el borde, de vino de misa de la acreditada marca De Muller. El Mellado se relamió los labios como para mejor disponerlos para aquella experiencia inusitada, y tomó el vaso en su mano. Entonces ambos autores materiales se dieron cuenta que en el vino de licor flotaba un mosquito de considerable tamaño. “Siempre hay algo que tiene que arruinar la fiesta”, se dijo don Joaquín. Pensó que el Mellado lo apartaría con los dedos de la misma mano asesina. Ni hablar. “Anda, anda, dobla las patitas que vas de viaje”, le dijo el Mellado al mosquito. Y hala, de un trago, pa dentro, que ya se sabe que lo que no mata, alimenta.

viernes, 26 de octubre de 2012

Cristianos guay y chicas de oro

Los primeros días de octubre nos trajeron dos eventos eclesiales multitudinarios en Barcelona, aunque con protagonistas bien distintos.

Evento multitudinario número 1: la cena de Catalunya Cristiana y Radio Estel. Exitazo, según los organizadores. Mil personas. De ellas, calculen que un centenar fueron comensales institucionales, fueron porque tocaba. De Obispos, sólo salen en las fotos nuestro Cardenal y su Auxiliar. ¿Será que los demás no fueron fotografiados o será que no estaban? Cuesta creer que Vives o Novell dejaran escapar el flash correspondiente. O será que estos medios son 99% barceloneses. Será. En las fotos del acontecimiento la que sale hasta en la sopa es Marina Rossell, diríase que oficiaba como madrina del acto. Los demás comensales, en su inmensa mayoría, cristianos guay.
El cristiano guay catalán constituye una especie bien diferenciada. Normalmente milita en UDC, partido que, como es sabido, es muy sensible a la cuestión catalana, pero que cuando se trata, por ejemplo, de la defensa de la vida opta por abstenerse, ya que tal tema es “muy complicado” y, además, los cristianos guays son siempre y en todo muy modernos. Los cristianos guays suelen ser ortodoxos, pero a su modo, es decir en el mismo grado de conocimiento del francés de aquel chiringuito de la Costa Brava: “on parle français, però no gaire” (se habla francés, pero no mucho). El cristiano guay, si es laico, estudia en el ISCREB, donde un profesor guay le revela, por ejemplo, que, oooooohhhhhh, Jesús sólo instituyó dos sacramentos y que los demás son inventos de la Iglesia, lo cual es una información ideal para no confesarse, para relativizar la indisolubilidad matrimonial, para tener al ministerio presbiteral en la desestima que se merece y para considerar la unción de los enfermos algo parecido a las velas cruzadas de San Blas. Al cristiano guay no le gusta la palabra “caridad” y, en su lugar, prefiere hablar de “solidaridad” que es más transversal (la transversalidad es siempre muy guay); en general, al cristiano guay no le gustan las virtudes y prefiere los valores, porque, en el fondo, las virtudes hay que currárselas mientras que el valor se le supone. El cristiano guay suele ser bastante reacio a arremangarse y dar el callo; él entiende como solidaridad el ímprobo trabajo de la concienciación, de los comunicados-del-colectivo X, la Carta por la Paz y otras zarandajas de poco o nulo efecto práctico, pero que lucen mucho , especialmente si están subvencionados gracias a unos políticos muy guays (no hay que olvidar que al cristiano guay le cuesta también rascarse el bolsillo y en este sentido sí que hay que reconocerle a la cena de marras un éxito imprevisto). Al cristiano guay, si es diácono permanente, le gusta remenar les cireres (lo siento, estoy de un vago que no me da ni para traducciones, les pongo la de Google: remover las cerezas, toma del frasco). El cristiano guay es muy ecuménico; le fascina, por ejemplo, cómo inciensan los ortodoxos en sus liturgias, pero si usted le cuenta el complejo modo de incensación que preveía la antigua liturgia católica el cristiano guay le dirá que eso son tonterías preconciliares. El cristiano guay catalán, cuando se canta el Credo, frunce el ceño y baja el volumen de voz al llegar al “ro-ma-a-na” . El cristiano guay político, cuando se aprobó el Estatut, no dijo ni pío respecto a la “salud reproductiva y sexual” (todos sabemos lo que eso quiere decir, pero él prefiere no enterarse o interpretar modo suo, porque ya se sabe que queda guay y aggiornato). El cristiano guay nunca utilizaría este singular tan machista y sin duda se referiría a "los cristianos y las cristianas guays". El cristiano, si es monja y extraordinariamente guay, viste velo y pantalones; si no es tan guay, viste como las chicas de oro, de modo que puede confundirse con ellas, aunque en el momento que abre la boca revela una insensatez de la que aquellas carecen. El cristiano guay, si es religioso, no está en el mundo, pero es del mundo y se le reconoce pronto porque tiende a poner una sonriente cara de cretino. El cristiano guay o es profesor o es funcionario o, simple y llanamente, vive del cuento (reconozco que en esto no se diferencia de un servidor). El cristiano guay, cuando su trabajo consiste en tratar con personas, dice que “trabaja con”; ejemplos: trabajar con marginados, trabajar con sin techo, trabajar con discapacitados; curiosamente, las más de las veces ese “trabajar con” equivale a rellenar fichas. El cristiano guay asiste a cursos del Centre d’Estudis Pastorals, ese centro que teóricamente debería servir para formarnos a los pastores, pero del que huimos porque, puestos a perder el tiempo, preferimos incluso leer Catalunya Cristiana o escuchar Radio Estel; por cierto, el último cuaderno que han editado sobre (traduzco el título, que este es fácil) La espiritualidad en la comunidad cristiana. Guía de buenas prácticas merece, con mucho merecimiento, un post aparte. No quiero olvidarme de que el cristiano guay catalán, si es clérigo, asegura que la culpa de sus repetidos fracasos pastorales la tiene Rouco Varela. En fin, no quiero cansarles, porque me parece que a estas alturas la figura está suficientemente definida.

Evento multitudinario número 2: Encuentro de voluntarios de Cáritas en el Fórum. Bastantes miles más que en el evento anterior. Hay que reconocer, sin embargo, que el cubierto era más barato e incluía final en la Basílica de la Sagrada Familia. Si uno mira las fotos, se percata de que la mayoría eran chicas de oro. Pero si para las Golden Girls de la tele lo importante era ligar, para estas de nuestras Cáritas, lo importante es atender necesidades. Y lo hacen día tras día y semana tras semana. Aguantando ingratitudes y a veces incluso protestas desabridas, porque hay necesitados que necesitan mucho y lo reclaman incluso exigentemente. Cuando alguna vez un cristiano guay atiende alguna necesidad, lo cual suele ser de higos a brevas, lo califica como una experiencia-muy-enriquecedora. Las chicas de oro no necesitan enriquecerse con experiencias, sino que lo que hacen es para ellas una cuasiobligación de la fe que profesan, de la fe que les mueve. Tal vez no asistan a largas charlas sobre la concienciación y el cambio-de-las-estructuras, pero su labor, esa calificada peyorativamente como puramente asistencial, es una labor necesaria. Sí, realmente son chicas de oro, lo son por los muchos quilates de su splendor charitatis.





Sólo una observación final: Supongamos que Catalunya Cristiana y Radio Estel fueran medios exclusivamente de la diócesis barcelonesa. La diócesis de Barcelona tiene, si no me equivoco, 209 parroquias. Echando cuentas, a mí 1000 comensales no me salen ni a 5 personas por parroquia. Exitazo. Pero qué guay...



miércoles, 17 de octubre de 2012

El “independentista” Taltavull y los centinelas de Occidente

Taltavull, que suma muchos/as fans en las parroquias barcelonesas por las que pasa, no me cae ni bien ni mal. Es una persona de trato correcto, dialogante, ortodoxo. Un obispo más, como tantos hay en la Iglesia católica, gente que cumple su función lo mejor que puede y sabe en un mundo difícil de evangelizar. No siempre he estado de acuerdo con él y, cuando lo he creído oportuno, he expresado desde este minúsculo rincón mi desacuerdo. Por ejemplo, cuando hace unos meses hizo pública su nota “Por una comunicación objetiva y veraz”. Sin embargo, el ataque que está sufriendo desde determinadas tribunas en relación a lo que dijo (o a lo que interpretan, tergiversándolo, que dijo) en una entrevista de Catalunya Radio me parece tan injusto que me creo en el deber de dedicarle unas líneas desde mi celda.
Una traducción de la entrevista al castellano la ha realizado Pablo J. Ginés en Religión en libertad con una honradez y un tino que ya quisiéramos que abundara más entre los comunicadores católicos.
Si de algo peca Taltavull en la entrevista, es de bondad y de inocencia. Enfrentarse a una profesional como Silvia Cóppulo no es moco de pavo y habría requerido de una capacidad de zafarse que su Excelencia no posee. Hoy en día una entrevista en un medio de comunicación en directo acaba siendo o un masaje reconfortante (cuando el entrevistador se dedica a hacer la pelota) o un auténtico pugilato (para el que hay que estar mínimamente entrenado). Su Excelencia tal vez debería mejorar la ascesis, la colaboración con la gracia, y no fiarlo todo a la asistencia del Espíritu...
Entre los centinelas de Occidente que han salido a la palestra, esos que desde su altísima torre de vigía reparten pasteles o pedradas, se cuenta un sacerdote de Jaén, un cráneo privilegiado, un prodigio de erudición, alguien a quien, si no fuera por su esforzada modestia, se disputarían las mejores universidades del mundo. El hombre es profesor de religión y moral católica en un instituto, cargo para el que te designan a dedo (normalmente el dedo del Delegado diocesano de Enseñanza), de lo que resulta que los colegas de otras materias, que se han tenido que currar sus buenas oposiciones, te miren (acaso con no poca razón) por encima del hombro. Pues bien, este señor va y nos dice en su blog que Taltavull (dejo aparte a Novell, para no alargar y no mezclar churras con merinas) es un obispo “víctima de la Logse”. En la primera redacción del post decía más cosas, pero quizá hasta él mismo se ha dado cuenta de que despotricar estaba muy feo, así que ha revisado el texto (lástima no haber hecho una captura, porque los calificativos eran antológicos).
De todas maneras, para don Tomás, el Obispo Taltavull, pobre criatura, es una víctima de la Logse socialista. Yo quiero creer a don Tomás, pero se me hace difícil si tenemos en cuenta que don Sebastián terminó su educación (si incluimos la enseñanza superior) hacia 1970.
Uno sigue leyendo y se entera de que don Tomás ha ejercido también de psicoanalista, pues atribuye a don Sebastián sueños imperiales (¡collons!), infantiles (esto corrobora lo que yo decía de la inocencia) y perniciosos (si no saben ustedes lo que son los “sueños perniciosos”, es que, víctimas también ustedes de la logse, no han leído a Clemente de Alejandría). Después don Tomás saca a colación unas palabras de Benedicto XVI que cualquiera, desde un maestro de pueblo a un premio Nobel de literatura interpretaría, pobret, como relativas a la unidad cultural europea; pero en realidad, don Tomás, como no es víctima de la logse, es capaz de ir a su oculto meollo y sabe colegir de ellas, al parecer, la pontificabilidad de la unidad de España.
No sigo, porque lo más triste es que, si ustedes leen atentamente lo que dijo el bonachón de don Sebastián en la entrevista, no advertirán en sus palabras ninguna proclama independentista. Advertirán en la entrevista, como bien escribe Pablo, el afán de instrumentalizar a la Iglesia por parte de una curtida periodista cathoprogre y la distancia desdeñosa que emana de Ridao, ese tipo que se atreve a hablar de la Iglesia y los impuestos (hoy la Iglesia tiene en materia de impuestos el mismo exacto tratamiento que pueda tener ERC, podría haberle dicho Taltavull si hubiera tenido un poco de malicia, como podía haberle recordado que fue a ERC y no a la “privilegiada” Iglesia a quien la Caixa condonó unos milloncejos de deuda).
En fin, que nada, que lo que propone don Tomás es que don Sebastián tiene que volver a reeducarse (!). Así estamos, el ministro Wert queriendo españolizar a los niños y el cura De la Torre queriendo reeducar a nuestros obispos. Que quieren que les diga, al menos Jiménez Losantos cuando a contrario sensu contribuía al independentismo desde sus micrófonos de la COPE (pastores de la unidad) era igualmente cerril, pero tenía más maestría. Claro que como Jiménez Losantos y Taltavull deben ser más o menos de la misma quinta, pues nada, eso, todos víctimas de la logse. Hala, hala, a reeducarse tocan.


viernes, 12 de octubre de 2012

Un año para despertar nuestra fe adormecida

Empezó el año de la fe. Y eso lo saben bien gente como ese grupo que toma su nombre de Is 35,2 (Vg). No les conozco, aunque a veces tengan la bondad de enlazarme. Pero está claro que tienen contactos internacionales. Se diría que hasta un tal Renzo, en Roma. De otro modo no se entiende que, con tan larga ceremonia y con tanto mitrado participante, el montador haya escogido precisamente el momento de la cabezadita de nuestro Cardenal. Miren, miren, que yo no me invento las cosas (está en el segundo 42):

martes, 2 de octubre de 2012

Waka waka frailuno

Supongo que a la letra de la cancioncita se le puede dar también cierta interpretación en clave religiosa y hasta en clave de vida religiosa. 
Supongo que este meneo de hábitos a más de un alma fervorosa le parecerá, si no impúdico, inapropiado, poco compuesto y poco acorde con la consagración de quienes los visten.
Supongo que a otras almas les parecerá un derroche de alegría y concluirán que estos rostros reflejan cierta inocencia, cierta carencia de maldad que se goza en el hecho comprobado de transmitir alegría al respetable público.
Supongo que es difícil conjugar esto con la teoría de que las vestimentas religiosas imponen en su mismo vuelo cierta obligada lentitud, cierto ritmo pausado necesario para el rezo coral, para detener el tiempo y asomarse a la eternidad (doy fe de que se puede correr con maxifalda, lo verdaderamente enojoso es querer subir escaleras con ella si se tienen las manos ocupadas).
Supongo que la juventud sigue siendo divino tesoro y no supongo, sino que constato que estos colegas están en mejor forma física que coreográfica.
Y vamos por Todo, por el Todo de veras, ojalá.


domingo, 23 de septiembre de 2012

Catalunya Cristiana intriga al personal


El número de hoy, 23 de septiembre de 2012, de Catalunya Cristiana publica un editorial que ha generado no poca estupefacción. "No dice quién es", me comentaba molesto e intrigado un compañero. El editorial va de Sínodo novoevangelizador y correlativa llamada a la conversión y a la purificación estructural. Empieza destacando que Monseñor Luis Martínez Sistach ha sido nombrado padre sinodal y, a continuación, nos suelta esta perla:
"Al parecer también uno de los peritos catalanes que asistirá a él (al Sínodo) es un eclesiólogo de prestigio internacional."
Dicho esto, no desvela a quién se refiere. Misterio. Intriga. Lo saben de buena tinta, pero hay que hacer un amago de duda. Ese Al parecer inicial es todo un reto, un desafío de adivina adivinanza. Como decir, me lo han dicho (probablemente el mismo interesado), pero no lo digo porque aún no es oficial. Al parecer siempre salva la cara. Incluso en el caso de que, por lo que sea, hubiera una vuelta atrás. Se puede deducir de la frase que hay peritos catalanes (si hay uno de los peritos, es que por lo menos hay dos, en eso la frase es taxativa). De estos dos, al parecer, uno es un eclesiólogo prestigioso. ¿El otro u otros? Pues, al parecer, no se sabe y, si se supiera, no debe ser nadie particularmente destacable, al parecer. Y, además, nótese el prodigio redactor: fíjense en ese también. Cualquiera que sepa leer castellano (relean ustedes la cita, por favor) entiende que ese también quiere decir que nuestro Cardenal es también (el también es siempre simétrico) un eclesiólogo de reconocido prestigio (ya ven, uno le hacía canonista, pero Catalunya Cristiana nos devela, al parecer, secretos muy bien guardados).
En fin, hablemos claro: el redactado es tan defectuoso que no pasaría un examen de selectividad. 
La intriga es una tontería porque Catalunya Cristiana lleva fecha del 23 de septiembre y desde el día antes son públicos los nombres de expertos y oyentes. El eclesiólogo experto es el profesor Pié; los otros dos auditores son el Doctor Simón y el religioso Emili Turú. Ya sabemos, ya sabemos, resulta que Catalunya Cristiana sale el 23, pero se cierra no sé cuántos días antes, o sea un desastre en estos tiempos nuestros donde la gente está informada al minuto. Y, si se es consciente de este cierre de edición tan anticipado, porque no hay más remedio con los medios de que se dispone, hay que dejarse de misterios, intrigas y chismorreos, porque a lo único que conducen, a la vista está, es al propio descrédito. Un decano de Facultad de Filosofía no puede permitirse esto. Y si alguien, para ayudar a Catalunya Cristiana, va a soltar 45 euros del ala para la cena del próximo 4 de octubre, está en su derecho a exigir un mínimo de rigor periodístico y de faena bien hecha.

miércoles, 12 de septiembre de 2012

De 35 en 35 años


Hace 35 años yo había pegado ya un par de sellos confederales a mi carné y formaba parte de un grupito que participó en la manifestación que recorrió Barcelona bajo el lema "Llibertat, Amnistia i Estatut d'Autonomia". Interviú sacó un ilustradísimo (mayormente en blanco y negro) número especial sobre el evento y allí las hazañas de mi grupo salieron bajo el título "Aquellas lluvias, estos barros". Entonces nosotros las llamábamos, si no me falla la memoria, acción directa y las perpetrábamos a cara descubierta. En cualquier caso serían lo mismo que hacen habitualmente hoy los antisistema y que, entonces como ahora, cuando se tienen 20 años o menos, la política se toma como un pretexto y el verbo que conviene realmente a la acción no es otro que el de gamberrear. Hace 35 años yo no tenía canas, llevaba perilla y el lema durrutiano que releía vitalmente era el de "llevamos un mundo nuevo en nuestros corazones". Luego, entre la mili, el trabajo fijo y la universidad en horario de tarde-noche en la Autónoma, el carné confederal fue a parar al fondo de algún cajón como testimonio de una época que no volvería jamás. 
La de 1977 fue mi última manifestación. Hasta ayer. Ayer acudí, 35 años después. A pesar de que la deuda catalana sea un patente despilfarro de governs anteriores (la de los tripartitos es realmente escalofriante), acudí. A pesar de que tenga la misma fe en conseguir la independencia ahora mismo como la tengo en que me toque la lotería de Navidad, acudí. A pesar de que estas reuniones multitudinarias no van con mi carácter y me agobian un poco, tanto si se trata de caminar entre banderas y pancartas como si se trata de esperar a que salga el Cristo de las Penas de su capilla trianera de la Estrella, acudí. Acudí porque ya está bien del desprecio despótico que viene de más allá del Ebro, intereconómico, copero, torrero, populachón o pesoero. Acudí porque eso del expolio fiscal es una realidad, aunque algunos interesadamente exageren su montante. Acudí porque a pesar de que aquí las violencias han sido excepcionales (no digo yo que no hayan sido) mientras que las de los etarras se cuentan por centenares, uno también se harta de oír en castellano que los vascos son gente noble y los catalanes unos avaros pedigüeños insaciables. Acudí porque, miren ustedes, el amor a la Patria no es ningún pecado e incluso los buenos moralistas lo incluyen entre las virtudes. Acudí porque también yo estoy harto de que algunos catolicísimos consideren, pro domo sua, la indisolubilidad de España como un dogma de fe probado ex communi Patrum consensu.
Mi podólogo me decía esta mañana: "ahora Rajoy abrirá un poco el grifo y hasta la próxima". Para la próxima, en el 2047, temo hallarme, por nonagenario, ya un tanto achacoso, así que tendrá que ser algún sobrino o similar el que me lleve, empujando la silla de ruedas con bombona de oxígeno cuatribarrada incluida.

viernes, 7 de septiembre de 2012

Arcadi Oliveres, Justicia i Pau & Co.



Como a un servidor en algún lugar ya le han etiquetado de ultracatólico, denominación que en ciertos medios infalibles se corresponde con quien simplemente exprese posiciones acordes con el magisterio eclesial ordinario o se le ocurra defender al Papa o mostrar filial acatamiento a la jerarquía, no va a perder nada por comentar ciertas manifestaciones que ha expresado el profesor Arcadi Oliveres con motivo de esa reunión de unas decenas de gente bienintencionada y de una docena de liberados (entiéndase en la peor acepción del vocablo) que es el Congreso de la Juan XXIII.
El profesor Oliveres hace algunas afirmaciones dudosas y otras rigurosamente ciertas. Es dudoso que la Iglesia jerárquica esté más preocupada por el aborto o por los matrimonios gay que en responder a la crisis. Es exagerado hasta la falsedad afirmar que la Iglesia jerárquica es responsable, por acción y omisión, de esta crisis (en realidad, sólo le faltó a don Arcadi la responsabilidad por pensamiento y palabra). 
Ahora bien, Oliveres dice algo muy acertado: "Habría que saber dónde pone la Iglesia sus dineros. Y en ocasiones lo hace en instituciones escandalosas desde el punto de vista financiero." Esto es demostrable. ¿Quieren un ejemplo? Yo se lo doy: Justícia i Pau, institución que el profesor Oliveres conoce bien por ser el Presidente de la Junta de Gobierno. Años atrás colaboré con un grupo local de una ciudad vallesana. Ya ven, todos tenemos un pasado, incluso los ultracatólicos. Se organizaban unas reuniones de oración por la paz, se enviaban cartas a la prensa con motivo de ciertas cuestiones sociales, etc. Un intento legítimo y bondadoso, probablemente poco efectivo, por mejorar nuestro mundo ("por concienciar", decíamos entonces). Hoy, ciertamente, soy bastante escéptico respecto a los resultados que este tipo de acciones, dejando aparte la oración que nunca se pierde y cuyos frutos inmediatos ignoramos, consiguen.
Pero vayamos al asunto. Justícia i Pau reconoce en su página web que recibe apoyo económico para su funcionamiento del Arzobispado de Barcelona. Les sugiero que consulten la memoria de Actividades de la asociación en el ejercicio 2011 y en concreto la cuenta de Explotación. Comprobarán, por ejemplo, que del total de ingresos (278.240), la mitad (139.029) procede de subvenciones públicas (en el 2007 era peor: el 64% de los ingresos).  Del total de gastos (272.720), más de la mitad se les va en personal (141.422); son cuatro personas y probablemente no todas a jornada completa, o sea que mal pagados no parece que estén. Además, teniendo en cuenta el resto de gastos de funcionamiento, quedan sólo para gastos de  sensibilización e incidencia (lo que debería ser el fin de la asociación) 92.674 € (poco más de una tercera parte).  Incluso podríamos mencionar la contribución de la entidad a los perversos mercados financieros: cuatro mil eurillos de gastos bancarios.
A un servidor le puede parecer escandaloso que con tan pésima gestión la Junta de Gobierno que preside el señor Oliveres haya renovado en el cargo al director de la asociación. O que el señor Oliveres hable tan alegremente del IBI como privilegio de la Iglesia, cuando la Ley de Mecenazgo del año 2002 extendió tal exención a todas las entidades sin ánimo de lucro, incluida Justícia i Pau.  Yo quiero suponer que el señor Oliveres no es responsable, ni por acción ni por omisión, de la crisis. Pero...¿qué legitimidad hay que darle a las palabras de quien preside una entidad que en la práctica funciona sólo gracias a mamar de las ubres de la Administración y del Arzobispado? 
Un servidor no vería con malos ojos una declaración episcopal sobre la crisis. Y uno puede entender, hasta cierto punto, que si te invitan a hablar en el Congreso de la Juan XXIII, tendrás que decir cosas que halaguen los oídos de los participantes, que para eso van, para escuchar lo que quieren oír, para proporcionarse mutuo consuelo y percibir que no navegan heroicamente (es un decir, ya me entienden) solos en mitad de la tormenta. Pero tampoco entiendo que haya que darles carnaza de forma tan descarada.

Actualización 12.09.2012: Las afirmaciones más polémicas de las declaraciones al medio que las publicó han sido desmentidas por el propio Arcadi Oliveres. Hombre, ha tardado lo suyo, casi una semana. Pero si realmente lo que se decía que había dicho el entrevistado no lo dijo, el señor entrevistador se ha lucido o, por lo menos, se ha alucinado. 

sábado, 25 de agosto de 2012

Pray-o-mat: I + D aplicado al campo religioso


Confieso que primero, ignorante y desconfiado como es uno, pensé: esto debe ser una especie de El Mundo Today en inglés. Pero resulta que tanto The Guardian como la BBC incluyen la noticia (aquí mucho más ampliada).
Pasa lo de siempre, que nos decimos y llamamos europeos, pero, en realidad, seguimos en el ¡que inventen ellos! Nos falta creatividad, olfato empresarial y dedicación de recursos públicos y privados al R & D. Aquí tenemos al abad de Montserrat hablando de Eurovegas y, en cambio,en la Universidad de Manchester no se cortan y dedican medio millón de esterlinas a un ambicioso proyecto de investigación sobre espacios multi-religiosos, del que Pray-o-mat es sólo la punta del iceberg. Habrá que esperar, sin embargo, a comprobar el éxito que tiene el artefacto. A juzgar por las fotografías del daily mail, la vecina máquina de vending está casi sin existencias. ¿Será que los estudiantes prefieren más alimentar el cuerpo que el espíritu? ¿O bien será que el Pray-o-mat tiene éxito y escuchar, por ejemplo, ese prodigio que es la ceremonia funeral de las islas Solomon abre el apetito?  ¿Puede demostrarse una correlación entre escuchar un texto sagrado y que a uno le entren ganas de picar algo? Para mí que aquí hay gato encerrado y que detrás del ambicioso proyecto de investigación y del artista Oliver Sturm lo que hay (la religión como anzuelo) es un ambicioso empresario de máquinas expendedoras.

viernes, 17 de agosto de 2012

Apología y realidad de la JOBAC


Entre los libros a los que les ha llegado turno de ser leídos aprovechando la modorra veraniega, se halla el de Montserrat Sintes, La JOBAC (1974-1992) Desencís i utopia de la joventut a Catalunya, Eds. Saragossa, 2011. Curiosamente lo termino la misma semana en la que la hoja diocesana, también en el estío carente de temas más puntuales, entrevista a la autora. 
El libro, pretendiendo contar la historia, no deja de tener un cierto aire apologético, al que, se quiera o no, le obliga la documentación utilizada. Entendámonos. Imaginen que ustedes quieren hacer, desde un punto de vista inicial de cierta simpatía, una historia del franquismo y utilizan para ello, casi exclusivamente, los ejemplares del diario Arriba y los testimonios de los antiguos mandatarios franquistas. ¿Me explico?
No formé parte de la JOBAC (= Joves cristians de barris obrers i ambients populars), pero conocí el movimiento porque estaba implantado en mi parroquia a mediados de los ochenta. Creo honradamente que fue un movimiento positivo, entre otras cosas porque en aquel momento y en aquel lugar no había otras alternativas juveniles cristianas y porque, con tantos caminos abiertos a la inadaptación (como la droga o los anarquismos), la pertenencia a la JOBAC tenía cierta garantía de equilibrio y de sana pertenencia. Cuestión distinta era el porqué un joven entraba en el movimiento; podía ser desde una órbita de fe previa (personal o familiar), pero también esas otras motivaciones que a cierta edad tienen un carácter inductor no sé si menos legítimo pero en verdad no menos enérgico (tocar la guitarra con otros jóvenes, participar en una movida, pertenecer al mismo grupo en el que se encontraba la rubia Laura y sus buenas tetas, etc.).
La JOBAC tuvo un fuerte papel educativo y unos limitados resultados prácticos. Formó buenos militantes, aunque no estoy seguro si puede afirmarse que formara militantes cristianos. Podía ayudar a mantener la fe, pero difícilmente suscitarla. Hablo siempre de una fe seria, profunda, interiorizada, no de una mera apariencia temporal. Según uno de los testimonios nada imparciales, el movimiento era positivista, pragmático, modelable, poco ideológico. Falso. El movimiento tenía una ideología clara, aunque poco explicitada, y transmitía esa ideología y no otra cualquiera. Tenía ideología y dogma, y no precisamente por el lado católico de la palabra "dogma". En su utopía de una iglesia utópica en una sociedad utópica se situaba demasiadas veces al margen de la iglesia real o contra ella. Bastaría una pregunta para dilucidar este aspecto: ¿cuántas vocaciones a la vida sacerdotal o religiosa nacieron y crecieron dentro del movimiento? No es una mala pregunta, especialmente si consideramos que algunos de sus puntales tuvieron encomendado en una época pasada el Seminario de Barcelona. Todavía me parece escuchar sus lamentos cuando reconocían su propia desorientación y su propio desencanto por la múltiple procedencia de los seminaristas (especialmente sentidos si venían de movimientos calificados de "conservadores").
La JOBAC fue un movimiento de grandes manifiestos teóricos (campañas, eslógans, pancartas) que desembocaban en escasísimos logros prácticos. A añadir una preocupación (de esto el libro da buena fe) casi patológica por la estructuración (reunión, coordinación, estas siglas u otras, etc.), realmente difícil de entender tratándose de un movimiento, como dice Mingo, "poco ideológico". El ambiente en el que nació era de siglas, de pluralidades partidistas, de oficialismos y renovaciones, de congresos y reagrupamientos y escisiones, y etcétera y etcétera. Además, no podía ser poco ideológico cuando tenía algunos consiliarios fuertemente ideologizados. Este de los consiliarios y los curas más o menos implicados en la movida es otro tema. Había básicamente dos grupos: uno, los de pasta más bondadosa y comprensiva (como Domingo, Marqués, incluso Soler), otro, de tipos ciertamente más maquiavélicos (Hortet, Cervera, Vives); por supuesto, dejo al margen a Morlans, porque ya se sabe que quien habita en el Olimpo no puede ser contaminado con las veleidades de los humanos y bastante es que alguna vez descienda como deus ex cithara a poner un toque de sublimidad en sus grises vidas.
En el libro hay, sin embargo, algún destello de mayor honradez, especialmente relevante cuando se trata del testimonio de un simple militante que recuerda hasta qué punto la catalanísima JOBAC tenía verdaderas dificultades (y tuvo que hacer al respecto un proceso de reconversión tal vez demasiado tardío) para integrar a los jóvenes procedentes de familias inmigrantes. Tampoco puede pasarse por alto el mea culpa entonado por uno de los consiliarios cuando reconoce la limitadísima acción evangelizadora del movimiento, objetivo a medias "entre cumplido y no cumplido" (?), y, en concomitancia con su objetivo generalista, la poca valoración prestada a los jóvenes verdaderamente creyentes.
En fin, tal vez haya una segunda chance para la JOBAC en estos tiempos nuestros de desencís, tal vez la nostalgia deje paso al nacimiento de una nueva utopía. Si el alcalde de Marinaleda, del que nadie se acordaba ya fuera de su pueblo, ha regresado y vuelve a estar en el candelero, ¿por qué no tendría que volver a brillar la esplendorosa luz, vos estis lux Cataloniae, de la JOBAC?

domingo, 5 de agosto de 2012

De la angustia a la dulzura


Sostengo que toda conversación puede llegar a ser edificante, a no ser que tenga en sí misma una intención demolitoria. Esta mañana anduve comprando melocotones de agua y, como quien no quiere la cosa, pero no tiene más remedio que recibirla, por el volumen elevado, el énfasis jactancioso y lo extraviado de su enjundia, no pude evitar oír la conversación que en la terraza cercana mantenían, de mesa a mesa, dos señores en años longevos y en oídos decadentes.
- Lo pasa es que Ramón es un angunias (sic).
- Un agonías, dices, sí, lo es.
- Angunias, agonías, es lo mismo.
Hombre, no, me dije, l'angùnia catalana y la agonía española no son lo mismo. Aunque haya angùnies que puedan llegar ciertamente a ser agónicas y aunque, en verdad, la agonía cercana nos sumerja en cierta angùnia de vivir. Precisamente este es uno de los males que nos aquejan, que traducimos rápido y mal tanto las palabras que usamos como las cosas que nos pasan. 
Después de comer, he tenido un ratito para releer unas páginas de El nombre de la rosa en la magistral, magnífica, bien cuidada traducción de Josep Daurella. Me atrevería a decir que, lejos de traicionar al original, lo mejora, lo cual no puede decirse ciertamente sino con gran riesgo de apostasía respecto a la veneración de un trabajo literario que roza formalmente la perfección (ideológicamente es harina de otro costal, no precisamente pan de vida). Al mismo tiempo, me ha sorprendido cómo ha envejecido ya esta novela, lo inverosímiles que resultan ahora, por ejemplo, esas páginas previas de Naturalmente, un manuscrito. Valían en 1980, pero hoy, internet y particularmente, entre otras innumerables digitalizaciones, Google Libros, casi convierten a un erudito en alguien prescindible, y las referencias de un libro perdido en algo que puede ser hallado sentándose un ratito junto a una pantalla. Cada vez más internet parece haberlo leído todo. El otro día, sin ir más lejos, me tropecé con una página sobre el polígrafo Padre Mersenne (pregunten por ahí apresuradamente qué es un "polígrafo Padre Mersenne" y verán qué rápido y mal se lo traducen).  Me tocó años atrás ocuparme de él, con ocasión de un trabajo escolar sobre las Meditaciones Metafísicas cartesianas. Qué sorpresa esta entrada enciclopédica; a decir verdad, el texto de la entrada no es un gran qué, pero resulta alucinante la lista de bibliografía indicada, la exhaustividad pretendida.
Desde mi celda, además de recordar que Mersenne tenía también sus aparatos medidores (pudiendo sonar poligráficamente la flauta por casualidad), recuerdo que el único de veras exhaustivo, al menos in potentia, es Dios, y aquí lo escribo. Como escribo que in actu su interés no es agotar nuestras fuerzas, sino que descubramos su Amor, más allá de nuestras angustias y agonías. Tal vez a otros les ayude para ello el bosón de Higgs o dos medallas de plata, pero este sábado, esta tarde, un servidor prefiere la dulzura generosa de un melocotón chorreante y fresco.

viernes, 20 de julio de 2012

El diagnóstico de Miró


Acabo de leer el post de Josep Miró en el que diagnostica (me parece más diagnóstico que reflexión) sobre el estado del catolicismo en España. No se trata de una consideración optimista. Me atrevería a decir que incluso ha sido escrito en un momento de cierta decepción. Pienso que el catolicismo en España goza de mejor salud que la que Miró le atribuye. Subrayo España, porque si se trata del catolicismo en Cataluña, tal vez haya que darle la razón. Los problemas que Miró señala se hallan desgraciadamente en Cataluña exacerbados y se hacen mucho más evidentes que en otras partes. Ya no se trata de grupos ni capillitas que subsisten ignorándose, sino de auténticas banderías que recíprocamente se desprecian y que hacen de la marca católico una referencia de confusión. Incluso nuestros obispos parecen dejarse arrastrar por el desconcierto y si no toman partido explícitamente (que a veces si lo toman y algún ejemplo reciente ha habido por parte de quien menos se esperaba), se sumergen en un silencio de perplejidad que no deja entrever ningún doloroso esfuerzo en pro de la cohesión ni de la claridad.
Urge recuperar esa belleza de la catolicidad a la que Miró se refiere, urge encarnarla aunando la difícil humildad y el descaro valiente, venciendo en todo caso la tentación de un despotismo estéril y/o de un complejo de inferioridad inmotivado. Urge recuperar el sano orgullo de ser católicos y el dolor pecador de no serlo lo suficiente, de no ser suficientemente fraternos, aunque eso conlleve reconocer, como Miró apunta, que el mayor enemigo de la evangelización no son los otros, sino nosotros mismos.

sábado, 7 de julio de 2012

No me gusta que a la iglesia te pongas la minifalda


Ya lo escribí una vez sobre Novell: este tío es un hacha. Escribe cuatro líneas en su Facebook y consigue titulares en los catonoticieros de internet. Esta vez creo que le van a sacar hasta en Tv3, ahítos de noticias como andan con la modorra propia del tiempo. Cuando escribo esto, el enlace a la foto colgada en  Facebook ya da error, no sé si porque los padres de las interfectas han clamado al cielo, que podría ser, y haya tenido que retirarse la fotohy el consiguiente pie.
Los comentarios que tenía el Facebook eran en sus tres cuartas partes las indignaciones de costumbre, que si este que se ha creído, que si las niñas van muy elegantes, que la Iglesia tiene que ponerse al día, que si la inadecuación esta en la sucia mirada de quien lo critica, etc., etc. Yo no sé si estas cosas el obispo tenía que haberlas dicho públicamente. En mi humilde opinión, tal vez una amable amonestación privada bien explicada hubiera, respecto a las chicas, conseguido para lo sucesivo un mejor efecto, dejando para la consideración pública las referencias sin señalar, que señalar con el índice está siempre muy feo.
De todas maneras, creo que el obispo está en su derecho de participar al pueblo de Dios que tiene bajo su guía la importancia del decoro, si cree que el decoro es importante. Así, que menos aspavientos airados, vengan de donde vengan, que seguramente vienen de las que cuando viajan y visitan una mezquita ya cuidan debidamente de cubrirse, sin ocurrírseles una sílaba de protesta. Además, Novell se muestra en esto, una vez más, romano. En la Basílica de San Pedro a estas no es que las hubieran reñido, simplemente no las hubieran dejado entrar tan sucintamente ataviadas. 

martes, 19 de junio de 2012

Quare in monasterium veneris


Reconozco que desde que se publicó el Speculum monachorum de Louis de Blois ha llovido mucho. Reconozco que hay cambios ineludibles y costumbres obsoletas. Pero no puedo dejar de preguntarme si el núcleo fundamental ha variado tanto como para llegar al punto en que un benedictino o una benedictina que se enfrentara a las primeras páginas de la obra difícilmente se reconociera en tal espejo. Me pregunto si el monachus non es ("no eres monje") podría llegar a sonar vivencialmente repetido en su conciencia. El ideal monástico del Speculum aparece diametralmente opuesto a alguno de los monjes o monjas que aparecen en los medios.
Me refiero a una monja que ha presentado un libro en que la entrevistan. El libro debe ser un prodigio editorial, ya que, dicen, ha sido escrito "a seis manos". Lo poco que uno sabe son algunas frases de la presentación realmente sorprendentes. Siempre es peligroso descontextualizar ciertas proposiciones, aunque  el hecho de que la crónica esté redactada por la flamante Presidenta de la Asociación Internacional de Periodistas de Religión ofrece al menos cierta garantía de fidelidad. 
Una frase sorprendente sería ésta: "No hay ningún líder contemporáneo europeo que tenga la cultura que tiene Hugo Chávez". Hay que recordar que estamos ante un libro escrito a seis manos, no ante una charla banal en una barbería, en la que podría colarse impunemente cualquier disparate. Es una frase que a mucha gente no le ha gustado, que han criticado muy alegremente, casi como en una tertulia de barbería. Hay que pensar un poquito más antes de pulsar alegremente en el teclado. ¿Quiénes de los que se han permitido juzgar esta afirmación saben qué concepto de cultura maneja la monja? ¿No será que juzgan sólo por las apariencias chavistas? ¿No recuerdan, por ejemplo, que detrás de aquel "divino-Dalí" que parecía un loco imbécil se velaba un genio auténtico? Además, ¿cuántos de los que se han permitido denostar esta afirmación conocen realmente el nivel de cultura de todos los líderes contemporáneos europeos? Ya se ve que en este caso los ataques virulentos sufridos por esta santa religiosa son gratuitos y puramente personales.
Hay una frase todavía más sorprendente: "En diez años habrá cambios en la Iglesia desde la base". A mí las opiniones sobre Chávez me importan un comino. Pero los vaticinios sobre la Iglesia me descolocan más. Supongo que por base no haya que entender la piedra angular que es Cristo, ni la piedra que es Pedro. Supongo que aquí la monja utiliza otro lenguaje, el que corresponde a las "bases" como se habla chavísticamente de las bases del Partido o como se hablaba hace veinticinco años de las Comunidades Eclesiales de Base. Pero especialmente en este sentido la afirmación es preocupante. Porque manda a tomar por saco la eclesiología más esencial del Concilio Vaticano II, la de la Iglesia como misterio de salvación. Que no, que ya no, que la Iglesia no es un misterio, no tiene que ver con semillas que crecen sin que el hombre sepa cómo, sino que es algo, por lo visto, pronosticable a diez años vista, como puede pronosticarse la evolución del SIDA o el cambio climático. Escribí una vez, temerario de mí, ignorante de mí, sobre una teología enferma. Poor, poor, pitiful me, pobre outsider cuyas luces no llegan a penetrar la luminosa profundidad científica de la realidad, ignorante que camina solamente con esa linterna débil de la fe y de un magisterio, al parecer, de tontos. 
Ay, pobre Blosio, tan anacrónico, aristocrático, machista, incapaz del rigor de escribir a seis manos. Cuánto polvo no estarán acumulando los ejemplares del Speculum monachorum, sus bienintencionadas exhortaciones a meditar sobre lo que el monje (o la monja)  haya venido a hacer al monasterio, aquello de que, muerto al mundo, viva sólo para Dios. Pobre Benedicto XVI, pobre iluso, a tu edad, con tus achaques y todavía empeñado en enseñar, en guiar, en evangelizar, pobrecillo cegato guiando a millones de ciegos, recuerda, recuerda, caecus caecum in fossam trahit, pide la luz, estás todavía a tiempo, pide la luz a la base, no sé qué entender por base, tal vez tu ex-mayordomo, tal vez los de Entrevías, no lo sé, mira a ver, tal vez Dios lo sepa, pídeselo. Porque aunque la providencia se haya vuelto tan decepcionantemente predecible, se supone que Dios sigue siendo Dios, aunque un servidor, cuando abre el periódico y lee ciertas cosas, tiene la tentación de sospechar que sí, que Dios es Dios y que Forcades no es su profeta, sino más bien su asesora.

lunes, 11 de junio de 2012

Diálogos difíciles

Leo que mañana y pasado se celebran en Burgos unas Jornadas de diálogo cristiano-musulmán. Espero que sean provechosas para ambas partes.
Lo serían difícilmente si invitaran a este tipo, por mucho que estos se avinieran a pagarle el viaje.

viernes, 1 de junio de 2012

Tiempo de conversos


Sentí perderme anteayer la presentación en Balmesiana de un Diccionario de Conversos. Son peajes culturales que conlleva la eucaristía vespertina y/o la atención al despacho parroquial. Vivimos afortunadamente un tiempo importante de conversos. Por más que la increencia o la des-creencia campen a sus anchas en nuestro mundo, sea en su versión minoritariamente seria y reflexiva, sea en su versión gregaria y, a veces, dolorosamente "chusmera", no faltan tampoco peregrinos que regresan, descubren o redescubren el hogar de la fe, el cobijo del Absoluto, tras un largo periplo bajo la intemperie de lo relativo y lo absurdo. El Te puede pasar a ti de Juan Manuel Cotelo, un converso recogiendo testimonios de conversos, puede ser un buen ejemplo.
Pero hoy quiero traer a colación otro ejemplo, no por pijo menos auténtico. Se trata de la charla-testimonio que María Vallejo-Nágera dio en Badajoz hace unos meses y que desde hace un tiempo está disponible en You Tube. Sugiero, para quien no halle suficiente tiempo disponible para engullirlo entero, que lo visione en un par de episodios como yo mismo tuve que hacer. La charla, ante un público entregado y un sacerdote al lado con cara de incómodo o de inquieto, se ingiere bien. De la conversa nos puede resultar un tanto cargante el pijerío, el apasionamiento o un cierto espiritualismo rezumante, pero se advierte en ella una sinceridad que ya quisiéramos en muchas voces mediáticas. Lo del Alzheimer hubiera sido mejor evitarlo, porque como analogía es a la par desacertada y probablemente hiriente. Lo de Medjugorje sigue siendo un interrogante. Da la impresión de que las supuestas apariciones, con tan inusitada frecuencia y tanto mensaje (no siempre claramente ortodoxo), no se las cree Su Santidad ni gustan en Roma. Pero, por otra parte, hay demasiadas conversiones y mueve demasiada gente como para articular un rechazo claro, así que uno cree que en la Santa Sede están esperando sin decir ni que sí ni que no, como aguardando a un Medjugorjeleaks o algo parecido. De momento, ahí está el testimonio de esta mujer, cuya conversión, si atentos estamos, no proviene, Deo gratias, de ningún vidente ni de ninguna aparición, sino de esas cosas que suceden inexplicablemente e inexpresablemente en el hondón del alma.


sábado, 19 de mayo de 2012

Coraje episcopal


En aquel pomeriggio veraniego el barquero nos indicó que nos tumbáramos tendido supino, a fin de que ninguna cabeza golpeara contra el arco rocoso, después dio un golpe decidido de remo y enseguida estuvimos dentro de la Grotta Azzurra de Capri. Luego dijo el guía que allí se bañaba el emperador Tiberio. Entonces un argentino que estaba detrás de mí comentó admirado: "Tiberio, era corajudo ese tipo, para bañarse aquí". El adjetivo podría aplicarse también al obispo Novell. Ignoro sus cualidades pastorales, por el conocimiento superficial y anecdótico que tengo de él cuesta creer que sea un Doctor por la Gregoriana (si es docto, lo disimula muy bien), pero tengo que reconocerle un coraje que no abunda en nuestra Iglesia. Se ha atrevido con los ídolos más intocables de la political correctness en boga. Hace unas semanas arremetió contra la ideología homosexualística y hace unos días se ha atrevido incluso a decir que los musulmanes pueden (y deben, desde un cristianismo consecuente) ser evangelizados. No es mi obispo, no me cae especialmente simpático, su estilo y su expresión me parecen más bien simplonas, pero reconozco con admiración su valentía. Allí donde otros, con mitra o sin ella, se escudan en un silencio cagueta maquillado de exquisito respeto o bien postulan implícitamente un híbrido sincretismo, aquello de que en su profundidad fenoménica revelatoria da igual un melón que una sandía, Novell en cambio habla claro y alto.
Se ha ganado enemigos, muchos, algunos poderosos, y no sólo en el lobby gay o en el Islam. Los españoleros no le perdonan que sea catalán (algunos consideran eso un pecado que no se borra ni con diez bautismos) y que diga, oh abominación de la desolación, que cada pueblo tiene derecho a decidir su destino. A los nacionalistas catalanes no les gusta que no haya profesado la fe nacional, que no se llene la boca del tarannà de la Iglesia catalana y que, por el contrario, haya dicho que el obispo tiene que serlo de todos. A los pseudointelectuales progresistas les fastidia su fidelidad declarada, repetida, machacona, al magisterio eclesial vigente (= ¡menudo carca!). A los pseudointelectuales tradicionalistas les incomoda que sea un juanpablero de origen y destino con barba de dos días o que no le ría las gracias chulescas y amaneradas a Martínez Camino. A los pesimistas del "no hay nada que hacer, todo se va al garete" se les indigesta su actuación esperanzada y combativa. A los optimistas del "todo va bien" les duele que les obligue a recoger los tenderetes, a bajar de la montaña y a arremangarse para currar. En definitiva, lo que joroba del obispo Novell es que sea obispo y que ejerza como tal, haciéndolo no sólo paseando la banda morada, tendiendo el anillo o predicando cuatro frases entreveradas de citas del Vaticano II, sino también con una vigilancia diligente y pertinaz. 
En fin, para un servidor no es amigo ni enemigo, aunque personalmente preferiría que no lo promocionasen a la sede de Barcelona, porque aquí unos y otros lo que queremos es eso que tanto se lleva ahora, un coordinador amable que nos palmee la espalda, y no un obispo corajudo que nos meta en vereda.

domingo, 13 de mayo de 2012

Atrio de los gentiles: yo me lo guiso, yo me lo como


La Señora M. C. ha ido hoy a comer a casa de su madre. Por eso, hoy ha participado en la misa de otra parroquia. Me llama por teléfono y me dice que el cura ha comentado en la misa con cierta sorna (extraña en él, porque le conozco y es un sacerdote más bien humilde y sin salidas de tono) que quien quiera participar en el Atrio de los Gentiles, del que tanto se habla estos días, tiene dos opciones:
a) Rezar encomendando al Señor para que sean actos muy evangelizadores.
b) Ver los actos por internet.
Me pregunta M.C. si esto es verdad. Pues sí, lamentablemente sí. El Atrio de los Gentiles de Barcelona va a resultar, más que un atrio, una habitación cerrada, un lugar para el encuentro de unos pocos increyentes seleccionados y de unos creyentes privilegiados. Es verdad que hace tiempo que el Señor Cardenal escribió a las parroquias y comunidades religiosas enviándoles el programa e invitando a participar. También es verdad que así como en otros acontecimientos recientes desde la Secretaría se indicaba donde podían hacerse las inscripciones o recoger las invitaciones, esta vez no se indicaba nada. Significativo mutismo. Por ello, no ha de extrañar la sospecha de que tales inscripciones estaban, ya desde el inicio, mayoritariamente distribuidas. 
No negaré que el programa tenía como destinatario al mundo cultural. No ignoro que los espacios, con la excepción notable de la Sagrada Familia, son de un aforo limitadísimo. Pero tampoco debería presumirse que los fieles que acuden a nuestras iglesias son necesariamente incultos. Y no hubiera costado reservar un número de invitaciones por parroquia, aunque fuera un número mínimísimo para el acto de clausura. 
Sabemos que el Señor Cardenal a veces sufre porque sus proyectos y sus iniciativas no encuentran la acogida, la repercusión y el apoyo que cabría esperar en sus diocesanos y especialmente en su clero diocesano. Pero al mismo tiempo no deberíamos dejar de advertir que tal vez ello se deba a una Curia cuyos miembros, no sé si por ambición y arrogancia o simplemente por inadvertencia, acaban convirtiéndose no en servidores de la diócesis sino en privilegiados de la misma. Dicen que a veces, respecto a la Sagrada Familia, el Señor Cardenal dice que aquello tiene que ser "como el Vaticano". Esperemos que lo parezca en otras cosas y no en el amiguismo, la vanidad y las recomendaciones que son desdichada y frecuentemente la salsa de la Curia Romana, algo que ni el mismísimo Papa Ratzinger, pese a sus esfuerzos, ha logrado corregir. Corremos el peligro de que en nuestra diócesis los fieles (laicos y ordenados) acaben divididos en dos grupos: de una parte, los hombres (y mujeres) de honor, y, de la otra, la plebe que agacha la cabeza. Cuando un sacerdote más bien humilde y sin salidas de tono, acaba diciendo en una misa algo así como que todo estaba desde hace tiempo "dat i beneit", deberíamos empezar a preocuparnos. Siempre habrá descontentos, mediocres, victimistas, germinantes, outsiders. Pero cuando empieza el hartazgo de los buenos, fieles y respetuosos sacerdotes, hay que empezar a preocuparse y hay que hacerlo no porque alguien esté inventando problemas, sino porque realmente tenemos un problema.

lunes, 30 de abril de 2012

Señoras con alzacuellos y opciones de futuro



Les aseguro que hay días en que uno cancelaría su subscripción a La Vanguardia, si no fuera porque, para un católico catalán comedido, los otros periódicos son todavía peores. No sé cómo hoy a los Godó no les ha caído la cara de vergüenza. Si conservaran un poco de pudor, llamarían al Director a su despacho y le preguntarían si sabe la cantidad de buenos periodistas que están inscritos en las oficinas de (des)empleo. Hoy ese figura ha creído conveniente que la página  7 de internacional se dedicara exclusivamente a dos señoras con alzacuellos y sonrisa profidén que nos cuentan el cuento de lo obsoleta que está la Iglesia, de que el futuro pasa, al parecer, por ellas, y que han logrado la hazaña de que les dejasen sin comulgar en la Basílica vaticana. Contrasta con este notición la columnita que en la página opuesta (la 6) dedica unas pocas líneas para informarnos de que veinte cristianos murieron asesinados cuando asistían a una misa en Nigeria. La pseudoobispa y la presunta sacerdotisa merecen una página completa. Los lejanos cristianos, al parecer poco contestarios, nigerianos no salen ni a una línea por persona. Por lo visto, los mártires no venden. O peor aún: son poco modernos, no saben de marketing, incomodan.
Cuenta Guitton en su Portrait de Marthe Robin (del que, por cierto, he visto con satisfacción que hay una traducción, no sé si autorizada o no, en la red) que Marthe le aseguraba, en uno de aquellos entretiens con ella, que en el futuro la Iglesia se rejuvenecería a través del laicado, que éste tendría que jugar un papel capital en el futuro. De ahí, el interés de Marthe en que el laicado recibiera una formación adecuada, de ahí la creación de los Foyers de charité. Ella acertaba. Hoy más que nunca necesitamos un laicado preparado y activo, no para suplirnos a los curas en la liturgia y en la predicación dentro de las iglesias, sino para que viva su fe con descaro y sin timidez en el mundo. Lo necesitamos muy especialmente, a la vista está, en los medios de comunicación. Lo necesitamos desde la conjunción del equilibrio respetuoso y la firmeza en proclamar la verdad, pues si falta tal firmeza no habrá rejuvenecimiento, sino acomodación (como muchas veces la hay). Y si falta el equilibrio, entonces no habrá fecundidad, sino vanidosa chulería (como también demasiadas veces la hay).
En la hora presente el futuro y la verdadera unidad de la Iglesia pasan por esa eclosión de un fecundo laicado que irradie, no por unas señoras con alzacuellos que anteayer fueron monjas, ayer laicas y hoy creen que son curas. 

domingo, 8 de abril de 2012

Feliz Pascua!


Rebosen de gozo pascual los corazones.
Las puertas de la vida han sido abiertas. 
Espiritualmente renovados, vivamos en la esperanza de nuestra resurrección.
(citas libres de la liturgia del día)

en la alegría de este tiempo, hasta los aleluyas profanos (que no profanatorios) suenan bien:

miércoles, 28 de marzo de 2012

El oficio de intelectual

El oficio de intelectual hay que currárselo bien, casi tanto como el de Director de informativos de Tele5, que no sé yo si entra o no dentro de la propia categoría de intelectual. Tele5 se supone que es una empresa seria, en la que trabajan gente titulada y suficientemente diestra en las labores de la comunicación audiovisual. Además, tratándose de algo tan delicado como la información generalista, los titulares son sin duda revisados con cuidado y atención, incluyendo el uso de artículos determinados o indeterminados.

De todo lo anterior, cabe deducir que, aun en el caso de que incluyamos a Belen Esteban, el número de intelectuales en este país es extraordinariamente reducido, ya que sólo lo son aquellos que apoyan la huelga general del 29-M. Los demás están sin duda ilegítimamente apoltronados en cátedras y sillones académicos. Ahora entiendo el porqué este país no funciona: se debe a la gran masa de ignorantes analfabetos que no apoyan esta huelga y, sin embargo, ocupan puestos de responsabilidad en instituciones educativas o científicas. Por suerte, tenemos a Tele5 que nos desvela esta cruel realidad.