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sábado, 25 de agosto de 2012

Pray-o-mat: I + D aplicado al campo religioso


Confieso que primero, ignorante y desconfiado como es uno, pensé: esto debe ser una especie de El Mundo Today en inglés. Pero resulta que tanto The Guardian como la BBC incluyen la noticia (aquí mucho más ampliada).
Pasa lo de siempre, que nos decimos y llamamos europeos, pero, en realidad, seguimos en el ¡que inventen ellos! Nos falta creatividad, olfato empresarial y dedicación de recursos públicos y privados al R & D. Aquí tenemos al abad de Montserrat hablando de Eurovegas y, en cambio,en la Universidad de Manchester no se cortan y dedican medio millón de esterlinas a un ambicioso proyecto de investigación sobre espacios multi-religiosos, del que Pray-o-mat es sólo la punta del iceberg. Habrá que esperar, sin embargo, a comprobar el éxito que tiene el artefacto. A juzgar por las fotografías del daily mail, la vecina máquina de vending está casi sin existencias. ¿Será que los estudiantes prefieren más alimentar el cuerpo que el espíritu? ¿O bien será que el Pray-o-mat tiene éxito y escuchar, por ejemplo, ese prodigio que es la ceremonia funeral de las islas Solomon abre el apetito?  ¿Puede demostrarse una correlación entre escuchar un texto sagrado y que a uno le entren ganas de picar algo? Para mí que aquí hay gato encerrado y que detrás del ambicioso proyecto de investigación y del artista Oliver Sturm lo que hay (la religión como anzuelo) es un ambicioso empresario de máquinas expendedoras.

viernes, 17 de agosto de 2012

Apología y realidad de la JOBAC


Entre los libros a los que les ha llegado turno de ser leídos aprovechando la modorra veraniega, se halla el de Montserrat Sintes, La JOBAC (1974-1992) Desencís i utopia de la joventut a Catalunya, Eds. Saragossa, 2011. Curiosamente lo termino la misma semana en la que la hoja diocesana, también en el estío carente de temas más puntuales, entrevista a la autora. 
El libro, pretendiendo contar la historia, no deja de tener un cierto aire apologético, al que, se quiera o no, le obliga la documentación utilizada. Entendámonos. Imaginen que ustedes quieren hacer, desde un punto de vista inicial de cierta simpatía, una historia del franquismo y utilizan para ello, casi exclusivamente, los ejemplares del diario Arriba y los testimonios de los antiguos mandatarios franquistas. ¿Me explico?
No formé parte de la JOBAC (= Joves cristians de barris obrers i ambients populars), pero conocí el movimiento porque estaba implantado en mi parroquia a mediados de los ochenta. Creo honradamente que fue un movimiento positivo, entre otras cosas porque en aquel momento y en aquel lugar no había otras alternativas juveniles cristianas y porque, con tantos caminos abiertos a la inadaptación (como la droga o los anarquismos), la pertenencia a la JOBAC tenía cierta garantía de equilibrio y de sana pertenencia. Cuestión distinta era el porqué un joven entraba en el movimiento; podía ser desde una órbita de fe previa (personal o familiar), pero también esas otras motivaciones que a cierta edad tienen un carácter inductor no sé si menos legítimo pero en verdad no menos enérgico (tocar la guitarra con otros jóvenes, participar en una movida, pertenecer al mismo grupo en el que se encontraba la rubia Laura y sus buenas tetas, etc.).
La JOBAC tuvo un fuerte papel educativo y unos limitados resultados prácticos. Formó buenos militantes, aunque no estoy seguro si puede afirmarse que formara militantes cristianos. Podía ayudar a mantener la fe, pero difícilmente suscitarla. Hablo siempre de una fe seria, profunda, interiorizada, no de una mera apariencia temporal. Según uno de los testimonios nada imparciales, el movimiento era positivista, pragmático, modelable, poco ideológico. Falso. El movimiento tenía una ideología clara, aunque poco explicitada, y transmitía esa ideología y no otra cualquiera. Tenía ideología y dogma, y no precisamente por el lado católico de la palabra "dogma". En su utopía de una iglesia utópica en una sociedad utópica se situaba demasiadas veces al margen de la iglesia real o contra ella. Bastaría una pregunta para dilucidar este aspecto: ¿cuántas vocaciones a la vida sacerdotal o religiosa nacieron y crecieron dentro del movimiento? No es una mala pregunta, especialmente si consideramos que algunos de sus puntales tuvieron encomendado en una época pasada el Seminario de Barcelona. Todavía me parece escuchar sus lamentos cuando reconocían su propia desorientación y su propio desencanto por la múltiple procedencia de los seminaristas (especialmente sentidos si venían de movimientos calificados de "conservadores").
La JOBAC fue un movimiento de grandes manifiestos teóricos (campañas, eslógans, pancartas) que desembocaban en escasísimos logros prácticos. A añadir una preocupación (de esto el libro da buena fe) casi patológica por la estructuración (reunión, coordinación, estas siglas u otras, etc.), realmente difícil de entender tratándose de un movimiento, como dice Mingo, "poco ideológico". El ambiente en el que nació era de siglas, de pluralidades partidistas, de oficialismos y renovaciones, de congresos y reagrupamientos y escisiones, y etcétera y etcétera. Además, no podía ser poco ideológico cuando tenía algunos consiliarios fuertemente ideologizados. Este de los consiliarios y los curas más o menos implicados en la movida es otro tema. Había básicamente dos grupos: uno, los de pasta más bondadosa y comprensiva (como Domingo, Marqués, incluso Soler), otro, de tipos ciertamente más maquiavélicos (Hortet, Cervera, Vives); por supuesto, dejo al margen a Morlans, porque ya se sabe que quien habita en el Olimpo no puede ser contaminado con las veleidades de los humanos y bastante es que alguna vez descienda como deus ex cithara a poner un toque de sublimidad en sus grises vidas.
En el libro hay, sin embargo, algún destello de mayor honradez, especialmente relevante cuando se trata del testimonio de un simple militante que recuerda hasta qué punto la catalanísima JOBAC tenía verdaderas dificultades (y tuvo que hacer al respecto un proceso de reconversión tal vez demasiado tardío) para integrar a los jóvenes procedentes de familias inmigrantes. Tampoco puede pasarse por alto el mea culpa entonado por uno de los consiliarios cuando reconoce la limitadísima acción evangelizadora del movimiento, objetivo a medias "entre cumplido y no cumplido" (?), y, en concomitancia con su objetivo generalista, la poca valoración prestada a los jóvenes verdaderamente creyentes.
En fin, tal vez haya una segunda chance para la JOBAC en estos tiempos nuestros de desencís, tal vez la nostalgia deje paso al nacimiento de una nueva utopía. Si el alcalde de Marinaleda, del que nadie se acordaba ya fuera de su pueblo, ha regresado y vuelve a estar en el candelero, ¿por qué no tendría que volver a brillar la esplendorosa luz, vos estis lux Cataloniae, de la JOBAC?

domingo, 5 de agosto de 2012

De la angustia a la dulzura


Sostengo que toda conversación puede llegar a ser edificante, a no ser que tenga en sí misma una intención demolitoria. Esta mañana anduve comprando melocotones de agua y, como quien no quiere la cosa, pero no tiene más remedio que recibirla, por el volumen elevado, el énfasis jactancioso y lo extraviado de su enjundia, no pude evitar oír la conversación que en la terraza cercana mantenían, de mesa a mesa, dos señores en años longevos y en oídos decadentes.
- Lo pasa es que Ramón es un angunias (sic).
- Un agonías, dices, sí, lo es.
- Angunias, agonías, es lo mismo.
Hombre, no, me dije, l'angùnia catalana y la agonía española no son lo mismo. Aunque haya angùnies que puedan llegar ciertamente a ser agónicas y aunque, en verdad, la agonía cercana nos sumerja en cierta angùnia de vivir. Precisamente este es uno de los males que nos aquejan, que traducimos rápido y mal tanto las palabras que usamos como las cosas que nos pasan. 
Después de comer, he tenido un ratito para releer unas páginas de El nombre de la rosa en la magistral, magnífica, bien cuidada traducción de Josep Daurella. Me atrevería a decir que, lejos de traicionar al original, lo mejora, lo cual no puede decirse ciertamente sino con gran riesgo de apostasía respecto a la veneración de un trabajo literario que roza formalmente la perfección (ideológicamente es harina de otro costal, no precisamente pan de vida). Al mismo tiempo, me ha sorprendido cómo ha envejecido ya esta novela, lo inverosímiles que resultan ahora, por ejemplo, esas páginas previas de Naturalmente, un manuscrito. Valían en 1980, pero hoy, internet y particularmente, entre otras innumerables digitalizaciones, Google Libros, casi convierten a un erudito en alguien prescindible, y las referencias de un libro perdido en algo que puede ser hallado sentándose un ratito junto a una pantalla. Cada vez más internet parece haberlo leído todo. El otro día, sin ir más lejos, me tropecé con una página sobre el polígrafo Padre Mersenne (pregunten por ahí apresuradamente qué es un "polígrafo Padre Mersenne" y verán qué rápido y mal se lo traducen).  Me tocó años atrás ocuparme de él, con ocasión de un trabajo escolar sobre las Meditaciones Metafísicas cartesianas. Qué sorpresa esta entrada enciclopédica; a decir verdad, el texto de la entrada no es un gran qué, pero resulta alucinante la lista de bibliografía indicada, la exhaustividad pretendida.
Desde mi celda, además de recordar que Mersenne tenía también sus aparatos medidores (pudiendo sonar poligráficamente la flauta por casualidad), recuerdo que el único de veras exhaustivo, al menos in potentia, es Dios, y aquí lo escribo. Como escribo que in actu su interés no es agotar nuestras fuerzas, sino que descubramos su Amor, más allá de nuestras angustias y agonías. Tal vez a otros les ayude para ello el bosón de Higgs o dos medallas de plata, pero este sábado, esta tarde, un servidor prefiere la dulzura generosa de un melocotón chorreante y fresco.