Dentro de los actos de la Misión Metrópolis en Barcelona se ha programado una lectura pública del evangelio según San Marcos con la correlativa edición de dicho evangelio en miles de ejemplares en catalán y castellano para hacerlos llegar a personas que "han dejado la práctica religiosa o se sienten alejadas de la Iglesia".
Dejemos aparte la denominación "Evangelio de Marcos" (otros hubiéramos preferido un "según Marcos"). Al grano: se ha decidido en la publicación del evangelio dividir el texto en 12 "unidades". Ya estaba el evangelio suficientemente dividido en capítulos y versículos como para añadir esta estructura artificial. El texto pierde, por afán pedagógico, la frescura del hilo original. Además, cada unidad tiene encastada su "introducción" y, al final de todo el evangelio han puesto, como complemento, unos "guiones" de reflexión. Todo esto no hace sino convertir el librito en un texto catequético más, que habrá de repeler sobremanera a quien no tenga ya un interés directamente creyente (puede ser un texto de catecumenado, pero no sirve para quien simplemente tome el evangelio con curiosidad).
Este es el problema de confiar el texto a los profesores (Xavier Morlans, Salvador Pié, Armand Puig), acostumbrados a dar lecciones a alumnos, pero demasiadas veces tristemente incapaces de entender a los alejados (por muy "guay" que Morlans esté cada vez más convencido de ser, y por muy competentes que sean en su respectiva especialidad, que lo son, Pié y Puig).
Además, también es penoso, tratándose de tantos ejemplares, que no se haya pagado a un corrector, de modo que en la versión castellana de la introduccción general un grave error de puntuación convierta en muy confusa la relación y la distinción trinitaria entre el Padre y el Hijo.
Por lo demás, también parece que Josep Rom (¿servidumbres de Blanquerna?) se ha lucido diseñando la portada. Debo ser de gustos retorcidos o de muy pocas luces, porque o no me gusta o no la entiendo. Para empezar, mucho MARCOS y muy poco evangelio. Delante, en primer plano, un Pau Gasol con una mochila en bandolera. Seguidamente, a poca distancia, tres jóvenes que no se sabe si son okupas, indignados o de la Mara Salvatrucha, pero que parecen bastante frioleros y deprimidos, y van andando como si atravesaran un campo de minas, el paso corto y la cabeza gacha. En un tercer plano, gente corriente, como usted y como yo, dinámica, alegre... No sé, no sé, ¿significará esto que el seguidor de Jesús (o de MARCOS) es alguien que carga con una pesada y aislada cruz opresora que le ensimisma y le pone de mala folla?
Ah, y, sobrevolándolo todo, la gaviota del PP... Ay, si Benedicto hubiera sabido que la nueva evangelización iba a ser esto...