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viernes, 22 de noviembre de 2013

Tempus tacendi


Todo tiene su tiempo, y su momento cada cosa bajo el cielo. También este blog por el que, probablemente con más torpeza que acierto, mi voz insegura se ha insertado, una más, irregularmente, en el guirigay de la red. A veces bondadoso (Deo gratias), a veces cruel (mea culpa), he estado aquí. Hoy otras cosas más relevantes requieren mi atención y mi tiempo. Con todo, con mejor o peor puntería, he tratado, al menos, de combatir el facilismo, la palabra obligada, el pensamiento unánime que el poder se empeña en  hacernos asimilar. Hace ya unas décadas que Daniélou, remedado en nuestros lares por Uscatescu, denunció la traición que la inteligencia estaba haciendo a la verdad. Para mí, este sigue siendo uno de los males de nuestro tiempo. No hay una conspiración cultural elaborada, una "ingeniería", como algunos pretenden; en realidad, no hace falta, basta una dejación, un abandono, una huida rentable. Treinta monedas y queda crucificado, un día tras otro, el sentido más hondo de la realidad. 
Amigo lector, prende tu luz humilde, tómala del fondo del corazón, desconfía de la brillantez ampulosa y busca la profundidad de las cosas. Sospecha de quien parece deslumbrar; en realidad, probablemente no pretenda otra cosa que desiluminarte. Más no sé decirte desde mi celda. Deum time et mandata eius observa, dice el Sabio.

sábado, 21 de septiembre de 2013

Su Santidad, un poquito de por favor









Puestos a reformar la Curia vaticana, no sería mala idea nombrar un Pontificio Consejo o una Congregación para la Interpretación auténtica de las declaraciones papales. Entre mi feligresía parroquial empiezo a advertir cierta desorientación. La señora S.P., profesora de instituto, me escribió ayer un email: “El Papa ha dicho que es de izquierdas”. El señor L.R., que tiene 90 años y que es papista desde los 20, según afirma él mismo con orgullo, me dice hoy: “Lo que pasa es que este Papa un día dice una cosa y al día siguiente otra; ayer que no había que estar siempre machacando con el aborto, y hoy habla contra el aborto”. El Padre G., al hilo de las palabras dirigidas por su Santidad a los religiosos en el sentido de que los conventos vacíos no han de convertirse en hoteles sino en hogares para refugiados, comenta molesto: “Pues que empiece por destinar a ello esos apartamentos papales que no ha querido utilizar”. La señora C.V., divorciada que vive en pareja con otro señor desde hace años, me dice llena de alegría que pronto va a poder comulgar otra vez, que le dicen que el Papa ha dicho que se va a poder, y que esto demuestra que la prohibición que ha sufrido estos años no tenía razón de ser, que se debía a una Iglesia carca que por fin va a cambiar.
Dejo aparte las tergiversaciones interesadas de ciertos medios. Está claro que no es lo mismo no ser de derechas que ser de izquierdas, de la misma forma que si uno dice que no es bombero no hay que inferir que es un pirómano. Es verdad que hay cierta tendencia a manipular, incluso inconscientemente, allí donde el deseo de oír X hace oír X donde no se ha dicho más que Y. Es cierto que nadie tiene absolutamente todo “claro y seguro” y que nadie puede pretender tener respuesta a todas las preguntas. Ahora bien, no es menos cierto que tenemos derecho a esperar de quien tiene el ministerio de la unidad más claridad que confusión, argumentos serios que vayan más allá de lo emocional y lo pasajero, más respuestas que preguntas. El Papa Francisco, como decía un actor de teatro, tiene gancho, es un gran comunicador. Exacto y demostrado desde el primer momento. Pero mala cosa si la facilidad de comunicación no va unida a un mensaje preciso, o sí o no, no a un ni sí ni no sino todo lo contrario.
Examinemos, por ejemplo, esta declaración: “En los lugares donde se toman decisiones importantes es necesario el genio femenino”. Mientras no se demuestre lo contrario, en el seno de la Iglesia católica las decisiones importantes las toma quien está revestido de la dignidad episcopal: el obispo de Roma, los obispos reunidos en Concilios o Sinodos, las Conferencias episcopales, cada obispo en su diócesis, etc. Habrá organismos asesores, lobbys, intereses creados y todo lo que ustedes quieran, pero el lugar de la decisión lleva mitra.  ¿Cómo interpretar que ahí sea necesario el “genio femenino”? ¿Quiere decirse que en el futuro habrá que considerar la consagración episcopal de mujeres, lo cual parece católicamente bastante revolucionario?   ¿O bien hay que entender que podrán ser obispos varones casados, con lo que el “genio femenino” estaría presente a través del derecho de consorte? Tal vez quepan más posibilidades de interpretación, algunas tan absurdas como asegurarse de ordenar obispos a varones afeminados... ¿Obispas? ¿Obispos casados? ¿Obispos mariquitas? Probablemente nada de todo esto, o mejor, probablemente ni esto ni nada, en realidad tal vez no quiso decir nada, aunque superficialmente parezca una declaración genial, pero sería triste que el Papa hiciese declaraciones de hablar por hablar, sólo para contentar a quienes se conforman fácilmente con superficialidades, con gestos, con signos, con consignas.
Mientras tanto, siente uno la tentación de hacer oídos sordos cuando alguien te comenta lo último que ha dicho el Papa, resignarse a dejar que la gente se ilusione tontamente, callar respetuosamente, acallar al corazón y al cerebro cuando se interrogan sobre el qué, sobre adónde vamos, dedicarse a la oración y al ayuno, esperar confiadamente en las palabras del Señor, portae inferi non praevalebunt.

jueves, 5 de septiembre de 2013

El Papa Francisco en el punto de mira

Me han llegado por varias vías dos FWD que vienen a manifestar la alarma por un posible intento de asesinar al Papa Francisco. Para colmo, el predicador de los ejercicios espirituales que nos ha tocado en suerte este año, un viejecito que debería estar dedicado a menesteres internos en su congregación en lugar de seguir dando la murga con esquemas postconciliares tan caducos como infecundos, lo afirmó también: “se lo van a cargar, se lo van a cargar...”.
El primero que recibí era la reproducción de un artículo de alguien tan fiable como José Manuel Vidal, bajo el título “¿Francisco es un peligro o está en peligro?”. Parte  el ínclito periodista de las declaraciones del jesuita José Enrique (Ruiz de) Galarreta. Para ubicar al sacerdote (condición que ostenta supongo que a su pesar) Galarreta basta leer algunas de las cosas que escribe. Ahí van dos muestras:
Primera muestra (exegética): «Finalmente, no podemos olvidar el estilo habitual de estos sermones penitenciales. "Apartaos de mí, quedaros fuera, el llanto y rechinar de dientes"... son imágenes, no definiciones dogmáticas. Si alguien saca de aquí conclusiones sobre el infierno y la condenación eterna, está violentando los textos y exhibiendo su incultura.» Así que si ustedes leen el Catecismo y cuando trata sobre el infierno encuentran la cita en su número 1036 (que no hace más que transcribir la Lumen Gentium), pues nada, ya saben ahora, gracias a Galarreta, que aquello fue redactado y revisado por un comité de teólogos, exegetas y catequistas dedicados a violentar los textos, bajo la dirección de una comisión de incultos cardenales y obispos dirigidos por el inculto cardenal Joseph Ratzinger. Lo bueno que tienen los jesuitas como Galarreta es que saben como nadie predicar la humildad...para los demás.
Segunda muestra (sobre la Eucaristía como banquete fraternal travestido por el poder dominante en sacrificio): «Este alejamiento producido por las mediaciones se refleja bien en la celebración del Santo Sacrificio. También aquí, el sacerdote es mediador, intermedio entre los fieles y lo que se celebra. Es un intermedio alejador. En la cena fraterna no hacen falta mediadores porque la comunidad se reúne en el recuerdo del Señor, presente en la Palabra, sentido en la Oración, presente en el Signo. En el Santo Sacrificio de la Misa son necesarios los mediadores, los sacerdotes, los pontífices, es decir, los que se declaran puentes entre la comunidad y Cristo. Es una falsa mediación: no es mediación para acercar, sino para alejar. Primero se crea el barranco y luego los mismos que lo crean se declaran puentes. Pero la comunidad cristiana se ha dado cuenta de que los que se dicen puentes no lo son; son más bien el barranco mismo. Ni la teología metafísica, ni el sacrificio redentor ni los sacerdotes que lo ofician son puentes que unen a Jesús, sino barrancos que nos apartan de él». Como para besarle la mano al Padre Garraleta. Lo malo que tienen los jesuitas como Galarreta es que acaban teniendo razón respecto a ellos mismos, son verdaderamente alejadores.
El otro personaje citado por Vidal es el omnisciente Leonardo Boff, quien dice que en el Vaticano hay “una historia de muchos asesinatos desde hace mucho tiempo” y recuerda el caso de Juan Pablo I. Total, que se quieren cargar a Francisco, cuidadín.

El segundo FWD, bajo el título “La Curia romana contra el Papa Francisco” es más divertido, aunque circula sin firma. Algunos ponen como referencia al pie la Red Mundial de Comunidades Eclesiales. No extraña que nadie dé la cara. Ahí se mezclan dentro del grupo de los malos malasombra el Opus, los Iluminatti, etc. No sé si la fuente será el confesor papal, pues se dice que el Papa Francisco tiene el designio secreto de ordenar mujeres. No sé si habrá intervenido Método 3 o Snowden, porque se nos dice que Benedicto XVI confió a Francisco que había renunciado ante el temor de ser envenenado. Si lo ven por ahí, no se lo pierdan, porque parece, además, redactado por alguien que lamentablemente no parece haya tenido oportunidad de frecuentar mucho la escuela.

La ventaja de los profetas de calamidades es que siempre aciertan. Así que si lo matan, dirán que ellos ya lo advirtieron, y, si no lo matan, dirán que estuvieron a punto, que casi, que Dios lo protegió. Un Papa, como cualquier Jefe de Estado, está siempre en el punto de mira. Por eso, hay montado en torno a él un sistema de seguridad. Por eso, su decisión de vivir en Santa Marta tiene sin duda un valor simbólico, pero por otra parte habrá resultado bastante cara, porque supone rehacer todo el sistema de seguridad papal y eso no es gratis. Por ahora, aparte de ciertos nombramientos (que no han recaído precisamente en personajes de adscripción progresista), los cambios estructurales han sido más de fachada, de superficie, que de profundidad. En cuanto a esas modificaciones con las que algunos se ilusionan, tanto en cuestiones morales (particularmente moral sexual), sacramentales (acceso de la mujer al sacramento del Orden) o canónicas (supresión del celibato obligatorio) de momento no se concretan y no van más allá de ciertas declaraciones puntuales que, por su misma ambigüedad, nada indican y en rigor sólo sirven para despertar cierta nostalgia de la precisión terminológica y claridad intelectual del Papa anterior.
El problema no es el impulso de enemistad o de querer mal, se puede querer asesinar a uno o a otro, cada cual tiene sus enemigos. ¿Quién soy yo para juzgar a los enemigos del Papa Francisco, si buscan al Señor y tienen buena voluntad? El problema es si hacen lobbys, los lobbys no todos son buenos: lobbys de admiradores de Madonna, lobbys de corredores de los Sanfermines o...O, sin ir más lejos, el lobby de pijoprogres que ha decidido que ahora toca alarmar sobre el peligro de muerte violenta que acecha al querido Papa Francisco.
Bromas aparte, hoy por hoy, digan lo que digan los Vidales, Boffs, Galarretas y tantos otros que toman el nombre del Papa en vano, dejando aparte malas novelas o sospechas que jamás pueden convertir conjeturas en verdades, el único Papa al que en los tiempos modernos quisieron y casi lograron asesinar fue a ese polaco revolucionario y progre llamado Juan Pablo II.

miércoles, 17 de julio de 2013

El animalismo no es un humanismo




Caso A:


Una de las familias que vienen a la parroquia a recoger el lote mensual de alimentos vienen con un perrazo lustroso y presumido. Le pregunté a Z., la asistenta social, si no era un contrasentido aquello, incluso sugiriendo que podría parecer escandaloso a quien los viera en la cola con el perro y alimentar sospechas de que no distribuimos adecuadamente esta ayuda alimentaria. Z. me miró con esa cara mitad frustración y mitad resignada costumbre que tanto abunda entre la gente que se dedica al trabajo social. Su respuesta fue clara: "En esa familia primero subalimentarán a los niños que al perro".

Caso B:


Tengo en mis manos un frasco de un champú para bebés marca D***S (qué quieren, pequeños lujos que uno se permite).  En uno de sus lados figura la leyenda: "No testado sobre animales. No contiene productos de origen animal". Qué bien. Los animalistas, en sus campañas contra la experimentación animal, suelen aducir la crueldad (qué malos son los laboratorios) de probar ciertos cosméticos introduciendo gotas de champú en los ojos de los conejitos. Aducen que hay alternativas incluso más económicas. Qué tontos son, además de malos, ciertos directores de laboratorios. Estén tranquilos los sensibles corazones animalistas, que la marca D***S son muy buena gente y no hace estas cosas tan bestias. Ahora bien, en el mismo frasco se lee: "Testado bajo control Dermatológico y Pediátrico". Ah, huy. No sé ustedes, pero un servidor no conoce a ningún matrimonio cristiano, ni pagano, ni a ninguna pareja concubinaria que esté dispuesta a que ni los de D***S ni otros testen, aunque sea bajo control dermatológico y pediátrico, champús en su bebé. No es difícil inferir, pues, que o bien esta experimentación se hace sin el debido consentimiento informado o que se utilizan bebés de otros lugares donde la vida humana y particularmente la infantil tiene menor protección. Pero, eso sí, con D***S los animalitos están seguros.

Caso C:


Hace tiempo que en los trenes de Cercanías decidieron que los pasajeros pudieran transportar con ellos a sus animales de compañía. No me refiero a los perros lazarillos o a los perros para diabéticos. Me refiero a los demás. La única salvedad es, si no me equivoco, que no causen molestias a los demás viajeros. He aquí un ejemplo de norma abierta y conflictiva. ¿Quién estima el concepto problemático de "molestia"? ¿Es una molestia que en un vagón abarrotado los pasajeros humanos tengan que estrecharse para que un perro pueda ir echado cómodamente sobre el suelo? ¿Es una molestia que un perro, qué juguetón es, le ensucie a usted el pantalón de babas o de pelos? El animalismo no es un humanismo. ¿Saben ustedes la diferencia que en Cercanías hay entre un niño de 9 años y un perro de la misma edad? Pues que el niño, aunque no ocupe asiento, paga billete; el perro no, aunque lo ocupe.

lunes, 24 de junio de 2013

Por fin, desde Montserrat sobre Forcades

Hombre, ya era hora. Es verdad que no se menciona el nombre, pero la referencia es clarísima. Por fin, alguien desde Montserrat tiene la valentía de disentir y darle un vocacional azote en el trasero. ¿Recuerdan estas declaraciones de Teresa Forcades?:
"La inmunidad de Benedicto XVI, respecto de su requerimiento judicial como posible encubridor de pederastia -inmunidad que se mantendrá, siempre que siga en el Vaticano-. Me parece una decisión inadecuada, y veo que nadie lo cuestiona. Esa inmunidad demuestra de nuevo que la estructura de institución eclesial es opaca y no representa a la mayoría de católicos." (publicadas en El Periódico en el mes de marzo).

Pues ahora lean esto publicado nada menos que en Serra d'Or de este mes de junio:
"(la serenitat i humilitat de Benet XVI) ...no les han pogut ofegar les calúmnies que des de dintre de l'Església veuen en la decisió de romandre dintre els murs vaticans el privilegi de la immunitat davant delictes que els mitjans més sensacionalistes ni tans sols han pensat inventar. Més aviat són una prova ulterior que la purificació de l'Església -aquella brutícia de què Ratzinger parlava en el Viacrucis de poques setmanes abans de ser elegit- és tan necessària en ambients clericals com en persones insatisfetes que malbaraten la vocació rebuda al servei del Regne."
No lo traduzco porque me parece que, no siendo el catalán un idioma esotérico, se entiende bastante bien. Por supuesto, el subrayado es mío. Quien ha escrito esto no es un ultracatólico de la caverna españolista, ni un inquisidor, ni uno que busca tres pies al gato. Se trata del monje Bernabé Dalmau, de la abadía de Montserrat, quien hizo el año pasado sus bodas de oro de profesión monástica, bien conocido como liturgista, predicador de retiros, traductor, etc.. Ahora vendrán los defensores de Forcades y, faltos de otros argumentos, dirán que este viejito chochea.

sábado, 8 de junio de 2013

Donde no es posible el empate

Siempre hemos oído decir que el portero es San Pedro, que para algo se supone que tiene las llaves. Pero, futbolísticamente hablando, el portero es el demonio. Así lo planteó un sacerdote internado en un psiquiátrico. Así lo publicó hace más de treinta años en una revista literaria. Sin duda, adolece del paso del tiempo, porque hoy no se lleva tanto la táctica, entonces generalizada, del 3-2-5. Y, a diferencia del fútbol, aquí el balón no es inerte, sino que, en última instancia, le corresponde la decisión, la determinación muy determinada, sobre en qué botas quiere estar, en qué portería quiere entrar.
En fin, aquí os lo dejo, mientras pienso que algunos locos tienen a veces una extraordinaria lucidez:

miércoles, 29 de mayo de 2013

Qué y para qué la Basílica de la Sagrada Familia


Me llegan informaciones sobre la celebración del pasado domingo en la Basílica de la Sagrada Familia. El lema: "Parroquias, comunidades y movimientos proclaman la fe".
Primer testimonio: una señora que fue esa mañana a misa a una parroquia de la zona de Horta-Guinardó. Al final de la celebración, el sacerdote dio excusas-quejas porque algunos feligreses fueron el martes por la mañana al Seminario a buscar invitaciones para la Sagrada Familia y se encontraron el cartel de "invitacions exhaurides" (invitaciones agotadas). ¿4000 entradas se agotan en media hora? Ni que vinieran los Rolling Stones. Simplemente, lo de siempre: algunos que ellos se lo guisan y se lo comen. El sacerdote dijo que se quejarían al Vicario Episcopal y, si fuera preciso, al Señor Cardenal, porque es el Cardenal quien firma las cartas convocando a todo bicho viviente a estas celebraciones, cuando luego resulta que sólo tienen acceso los recomendados. Para mí, el sacerdote en cuestión es un tipo de muy buena fe, un inocentón, porque sobre la Sagrada Familia, sobre quién gestiona aquello no obtendremos nunca ninguna transparencia. Eso está claro. Alguna pregunta se ha formulado en el Consejo Presbiteral y la respuesta ha sido el silencio. Aquello se está convirtiendo en la catedral alternativa del Sr. Cardenal, en un espacio para hacer cosas bonitas (qué maco), pero el clero lo estamos sintiendo cada vez más como algo ajeno. Miren a ver el número de sacerdotes que participan en estos actos. En la última misa por la vida tuvieron que llamar apresuradamente la tarde antes a algunos diáconos permanentes porque, de lo contrario, tendrían que haber administrado la comunión los laicos. Esto se llama desafección, es una pena, pero es así.
Segundo testimonio: una feligresa de mi parroquia que accedió porque la invitación se la dio una hermana religiosa. Me dice: "hicieron una cosa rara, con unos bailes y una antorcha". ¿Los juegos olímpicos? A juzgar por la fotografía de la web arzobispal, algo parecido, pero en plan esbart dansaire. Esperemos que no comience a circular la fotografía como muestra de cosas raras que, según algunos, no deben hacerse cuando se celebra la misa. Todo tiene un simbolismo, pero mi feligresa, al parecer, no se enteró. Qué maco.
Conclusiones:
 a) La Sagrada Familia es un feudo de no se sabe quién.
 b) La Sagrada Familia es un espacio para coros y danzas.
 c) Cuando nos envíe el Señor Cardenal la carta de invitación a estos actos con su Cartel correspondiente, lo más honesto que podemos hacer es mandar ambas cosas a la papelera.

lunes, 20 de mayo de 2013

Sacralidad del saber

El Archivo de la Corona de Aragón dispone hoy de una sala de consulta cómoda, funcional, bien implementada, en su ubicación de la calle Almogàvers de Barcelona. Sin embargo, algunos conservamos todavía la nostalgia del antiguo emplazamiento en el Palau del Lloctinent. Porque hay ambientes que, pese a ser poco prácticos, te sitúan en un marco teórico, en una ambientación en la que la dedicación al saber y al conocimiento, especialmente en el campo de las ciencias humanas, de las diltheyanas ciencias del espíritu, se ve acentuada, acompañada, dotada de una especie de sacralidad sustancial que la modernidad con sus automatismos no alcanza a darnos. Todo esto lo pensaba yo mientras contemplaba estas relajantes imágenes de la biblioteca salmantina:


sábado, 4 de mayo de 2013

Héroes


Las situaciones agónicas puntuales generan héroes en nuestra mentalidad colectiva. Hay un heroísmo de la víctima, del deportista, del desahuciado. Los heridos en el atentado, el tenista que logra la hazaña tras horas de partida, la familia que se ve en la calle (y aquí independientemente de que la motivación fuese la mala suerte o que al piso, aprovechando que siempre subían, se añadiera la tele de plasma o el mercedes). Y luego están los héroes propiamente dichos, aquellos que por el bien ajeno en un momento dado afrontan un riesgo máximo, a veces incluso con el resultado de la lesión corporal o de la muerte. Estos, además, suelen tener medalla, prendida junto a la manga vacía o sobre la bandera del ataúd.
No quiero referirme hoy a estos héroes. Entre otras cosas porque, vaya usted a saber qué ocurriría y qué seríamos capaces de hacer, usted o yo, que a lo mejor no nos tenemos por especialmente osados, en una situación extrema. Me refiero a otros, a mis héroes del día a día. A mí, en momentos en que la desgana amenaza con poderme, me va bien recordarlos.
Hoy recuerdo a uno, a Michele. No sé qué habrá sido de él. Compartí con  él algunos ratos en el Policlínico de Nápoles. De esto hace ya un montón  de años. El Nuovo Policlinico era ya entonces una estructura envejecida, había adquirido ya esa dejadez que caracteriza a la ciudad. Durante algunos días atendí (más que nada hacer compañía o algún servicio menor) a un fraile operado del estómago. El Padre A. compartía habitación con un señor al que le habían practicado una intervención de intestino; cuando se levantaba para ir al servicio echaba previamente a sus hijas (una de ellas enfermera). "Si sporca e si vergogna", explicaba una de ellas. Yo esperaba que el señor fuera mucho al servicio, porque al menos en aquellos momentos la habitación quedaba sumida en cierta placidez silenciosa. La hija enfermera, a la que nunca entendí que pagaran por lo que (no) hacía, se entregaba en la habitación a una cháchara interminable y ruidosa, proprio napolitana, con amigos y colegas, de modo que el Padre A., recién operado y dolorido, tuvo ocasión de ejercitar la mortificación y la paciencia. En la cama central se hallaba el tercer hombre, el padre de Michele. Paralizado, sondado, llagado, incapaz de articular una palabra. Sólo dejaba escapar unos gemidos hondos cuando se le cambiaba de posición. Su actividad se limitaba a mirarnos con unos ojos grandes, curiosos e interrogativos, y a hacer sonar un entrechoque de muelas constante, una especie de acto reflejo pautado, un rechinar nada tranquilizador pero que sería tal vez su manera de afirmar que estaba vivo. Michele venía siempre a media mañana, lo lavaba, lo cambiaba de posición, lo afeitaba, le daba pacientemente de comer (no era fácil hacerle engullir). Después comía él, lavaba sus cubiertos y la fiambrera en el lavabo de la habitación, echaba media hora de siesta, estaba un rato haciendo compañía y a las seis partía para su trabajo de vigilante nocturno. Entraba a las siete de la tarde y le relevaban a las tres de la madrugada. Entonces iba a casa, dormía seis horas, cocinaba el pranzo, llenaba su fiambrera y al Policlínico un día más. Aquella era su vida. Los sábados y domingos acudía también al hospital, pero, al no trabajar, podía dedicar el resto de la jornada a actividades tan fascinantes como hacer la compra, la colada y la limpieza. En suma, poco tiempo para charlar con amigotes o perseguir faldas. Día tras día, aquella era su vida desde hacía año y medio. Una vida poco atractiva para un muchacho europeo de veinticinco años. Nunca supe (ni insistí para saber) qué pasó con su madre. Michele sonreía poco y, sin ser descortés, no hablaba mucho. Más que huraño, parecía como si con ello ahorrara energía. Nunca lo oí lamentarse, nunca.
Héroes del día a día. Como lo son los cuidadores a los que en nuestro país también la crisis va a pasarles factura. Tengo para mí que la Ley de Dependencia ha sido, en materia de derechos sociales, el avance más importante que se ha dado desde el franquismo. Sin embargo, pronto la veremos moribunda y agonizante.
Michele, estés donde estés, gracias. 

sábado, 13 de abril de 2013

Teresa Forcades, individualismo en estado puro


No, señor, no hay derecho. Ya sé que la revista Serra d'Or hace tiempo que bajó el nivel. Hojeen ustedes un ejemplar actual y compárenlo con uno de hace veinte años. Se ha vuelto una revista light. En realidad, es el propio monasterio de Montserrat el que se ha vuelto cultural, eclesial y espiritualmente light. Hace treinta, veinticinco, veinte años, contaba con monjes intelectualmente muy preparados, especialistas de mérito. Hoy intelectualmente vive de la inercia; desprovisto de dinamismo, es hoy un heredero que dilapida las posibilidades del rico patrimonio que sus antecesores le legaron. Entre los monjes de Montserrat hoy no será difícil encontrar un tertuliano para un debate televisivo, pero les costará encontrar a alguien capaz de provocar una chispa de impulso espiritual. El último número de Serra d'Or nos ofrece (y de ahí toma portada) una entrevista-masaje a Teresa Forcades con el título de: Teresa Forcades, llibertat en estat pur (libertad en estado puro).  No sabemos qué conceptos de libertad y de pureza maneja el entrevistador. El título es tan ajustado como lo es en el contexto publicitario el manejo de palabras similares. Teresa Forcades es tanta libertad en estado puro como pueda serlo un Audi, el Red Bull o el iPhone5. Hay que vender, eso es todo.
Una consideración seria del pensamiento que Forcades viene expresando hubiese llevado al entrevistador a titular como titulo yo este post. Confundir el individualismo con la libertad muestra el nivel en el que acríticamente se está moviendo mucha gente fascinada por el fenómeno de la monja todoterreno. Teresa Forcades no es sólo de formación teológica protestante, sino que en realidad es protestante o, mejor dicho, presenta una fachada protestante, una sintonía que aparece cercana al protestantismo liberal. Lo revela su imposibilidad de sentire cum Ecclesia, su concepción deformada de la vida religiosa (ya no digamos de la vida religiosa contemplativa), su antropología cada vez más a-teológica. TF parte de un feminismo que condiciona su teología, que lo es todo menos liberador. Dios es manejado como un argumento a posteriori, como algo manipulable en orden a justificar las propias aseveraciones. Detrás del fenómeno Forcades emerge la carencia de un acompañamiento espiritual serio, con una Superiora (y buena parte de la comunidad) que se siente en inferioridad intelectual y que, por tanto, es incapaz de ejercer el rol de autoridad (incluso de "maternidad", si se quiere) que la mismísima Regla benedictina le otorga. No hay que esperar ninguna intervención desde su comunidad. Como no hay que esperarla desde el Abad del monasterio quien, cómodo en su no inmiscuirse y respetar la autonomía, no dirá una sola palabra que pueda ni de lejos cuestionar a quien se está convirtiendo en un ídolo de la contestación preterreligiosa, del catalanismo joven y del cristianismo guay. 
Que esta mujer haga apostolado del chavismo, pues eso, libertad en estado puro. Que defienda que en el independentismo está la salvación como otros defienden con uñas y dientes que extra Hispaniam nulla salus, libertad en estado puro. Que ciertos postulados de TF concuerdan, en sus efectos, con los de la cultura de la muerte, libertad en estado puro. Que sus planteamientos femenino/masculino son un puro calco de la ideología de género, libertad en estado puro. Pero del otro lado están los terribles opresores, los verdugos del pensamiento, la derechona eclesiástica. Me refiero a esas voces intolerantes que están pidiendo su secularización a partir de su implicación política. Sinceramente, un servidor, outsider confeso, sería más partidario de presentar una reclamación a la Oficina del Consumidor. Nos venden a una monja con su hábito, su toca, su carné de benedictina. Tal vez en el pasado lo fue, hoy es sólo una máscara, un disfraz de carnaval, una publicidad engañosa, marketing éticamente dudoso. Pero si le quitamos eso, ¿qué quedará del fenómeno? ¿Cuánto tiempo hace que oyeron hablar por última vez de Leonardo Boff? Pues, eso, que no hay derecho, qué malos son esos que piden su secularización. En realidad, Miró y compañía deberían dejar fluir sus pasiones patrióticas y pedir que se conceda a TF la Creu de Sant Jordi.

viernes, 29 de marzo de 2013

Pensamientos de PP



La proclividad a la compasión no fue nunca una de mis cualidades. La ley no sabe de compasiones, bastante tiene con tener que habérselas con ese principio débil que es la equidad. Pero ahora tengo a este tipo desconcertante ante mí. Tengo frío y sueño. Mala cosa amanecer con problemas. Mala cosa tener que habitar en esta tierra inculta, en la amargura de esta ciudad lejana, careciendo de una conversación medianamente decente, sin espectáculos que valgan realmente la pena. Y encima tengo que estar entrando y saliendo, cosas de la superstición de estos palurdos, que me veo obligado a respetar pro bono pacis. Estoy cansado, cansado de las diligencias, de las decisiones. Sin embargo, tengo que seguir, interrogo, inquiero. Es la ley, mi tarea. Pero este tipo, como he dicho, me desconcierta, mezcla de manera extraña la arrogancia y la humildad. Ni siquiera protesta su inocencia, no se desespera, no suplica clemencia. Tiene algo de desafiante. Interrogarle me hace sentir como un plebeyo, como un esclavo de las circunstancias, como un mecanismo, un instrumento. No puedo, no quiero pensar en eso. Así que buscaré despreciarlo, al pobre diablo, y después, si consigo convencer a esos bárbaros de fuera, lo mandaré a su casa, con los suyos, que les cuente a ellos domésticamente sus locuras, sus sueños de rey. Me mantendré en mis trece, pondré en juego mis habilidades, mi técnica, mi saber hacer, saldré y acabaré con esto, pero antes le diré algo a este loco (no es más que eso, un loco visionario, no entiendo cómo pueda preocuparles tanto a esos de fuera), por si puede entrar en la única razón existente, le espetaré a bocajarro, por si puede captarlo con sus entendederas perturbadas:
- Y, ¿qué es la verdad?

miércoles, 27 de marzo de 2013

Mi gozo en un pozo


A veces uno se da cuenta que, desde la vida regular, se encuentra menos enterado de lo que pasa en el mundo de lo que cree. Comentaba yo gozoso hace unos días con un sacerdote del arciprestazgo que en los últimos meses en nuestro barrio han cerrado 3 puticlubs de los de toda la vida, o sea de los que llevaban décadas funcionando. Será cosa de la crisis, nos decíamos. Había que alegrarse no sólo porque descendiera el número de los pecados de la carne, sino también porque, digan lo que digan los/as liberales, en tal intercambio económico subyace generalmente una explotación de la mujer.
Santa inocencia. En realidad, resulta que la demanda no ha disminuido, sino que se ha desplazado. Me lo dijo mi descreído amigo J.Q.:
-Han cerrado porque no pueden competir con las peluquerías chinas.
-¿...?
-En los masajes que ofrecen se puede pactar discretamente con la chica, mediante pago de suplemento, un "final feliz".
-¡...!
-No hay que andar costeando innecesarias copas fraudulentas y teóricamente entras ahí para que te alivien la tortícolis, y alguna vez hasta te la alivian de veras, pues algunas tienen buenas manos. Todo son ventajas.
Iluso de mí. Paso casi a diario delante de uno de tales establecimientos. Y es verdad que alguna vez me extrañó ver a señores esperando pacientemente en cómodos sofás y rara vez sentados en los sillones de cortar el pelo. Y yo que atribuía las minifaldas de las chinitas peluqueras a una personal inclinación por el manga o algo parecido, cuando resulta que se trata simplemente de una especie de visual merchandising, rayos y truenos. 

domingo, 24 de marzo de 2013

Vivir en cristiano y en católico

Retomo el blog después de un tiempo de confusión y de sorpresa. Fue para mí, lo confieso, una sorpresa la renuncia del Papa Benedicto. Tal vez un día, dentro de unos años, alguien revelará la verdadera magnitud de las circunstancias que le empujaron a tomar la decisión; ciertamente tiene sus años y los achaques consiguientes, pero uno no deja de sospechar que ha habido también motivaciones en la actualidad inexplicitables. Su combate por la verdad y la belleza de la fe, su esfuerzo en favor de la inteligibilidad y la razonabilidad del vivir en cristiano y católico, no gustaba a quienes desde la soberbia atea cientificista pretendían (y pretenden) presentar a la Iglesia como un rebaño de ignorancia oscurantista, ni tampoco a quienes, carboneros teólogos fideístas no menos soberbios, sueñan con una Iglesia de simplones que compartan su propia perspectiva clamorosamente reduccionista. De mí sé decir que en todo discurso, escrito u homilía de Benedicto XVI he aprendido siempre algo, algo siempre luminoso, provechoso, nuevo. Algo muy distinto de la acostumbrada cantinela de siempre (no por verdadera menos repetitiva) que uno se encuentra, por ejemplo, en los documentos de la Conferencia Episcopal Española.
Luego vino la sorpesa de la elección del sucesor. Un latinoamericano jesuita. Confusión. A bote pronto, la deconfianza sanedrítica de que pudiera salir algo bueno para la Iglesia universal de tal combinación. No soy un papista de entusiasmo fácil, qué quieren que les diga. El primer discurso sonó firmemente cantinelero, más con su compatriota Karcher sonriendo mientras sostenía el micrófono. Después, sea por la mención a los pobres, por detalles antiprotocolarios y por otros motivos que se me escapan, los medios rivalizaban en darle coba. Mala cosa, pensé, cuando hasta El País parece alabarle.
Últimamente las cosas van poniéndose en su sitio. En cuanto el Papa Francisco, en continuidad con su predecesor, ha hablado de la dictadura del relativismo, se acabó la coba. Además, ya van algunas referencias al Maligno (hoy mismo, sin ir más lejos, en la homilía de este Domingo de Ramos). Esperen cuando se refiera al concepto unívoco de matrimonio o a la defensa de la vida desde la concepción. Buscarán entonces, los mismos que ayer le daban la portada de la sonrisa, cargarle con el peso pesado de la cruz. No importa. Lo ha dicho el mismo Papa: la cruz de Cristo, abrazada con amor, no conduce a la tristeza sino a la alegría.

Dominus te in aeternum custodire et protegere dignetur, et christianum atque catholicum vivere faciat... (despedida de una carta de San Paciano a Simproniano).

viernes, 15 de febrero de 2013

Jesuita, jesuita, non ibat Jesu(s) ita

Con toda la desconfianza que haya provocado en determinados momentos históricos, la Compañía de Jesús se había caracterizado a lo largo de los siglos por tener cierto prestigio en el área de la formación. Un sacerdote jesuita era alguien que había estudiado durante largos años rigurosa y cabalmente. Sin embargo, ciertos jesuitas mediáticos están últimamente empañando esta imagen tradicional, aun siendo algunos de ellos profesores universitarios (si esto con el leño verde...).

Un ejemplo palmario es para mí el midrash de Jesús en el desierto que ha "transcrito" Juan Masiá. No entro en el terreno doctrinal, pues no soy teólogo ni hijo de teólogos. No soy más que un simple religioso sacerdote, incapaz de profundizar en el estudio sutil que se requeriría para juzgar este texto, aunque sin duda el caso del Jesús midrashizado a mí me parece, en mi asumida ignorancia, que es un caso digno de que el protagonista del relato pasara una temporada con visitas programadas al psicoanalista, lo que no podría admitirse sin tener, Dios nos guarde, por blasfemo al escritor. No entro, pues, en el fondo.
Pero en la forma sí, porque no se entiende que alguien que lleva más de 40 años de profesor universitario redacte de una manera tan penosa. Y, si cabe, se entiende todavía menos en un jesuita. Juzguen ustedes mismos:
"...el exceso de meditación le provocó náuseas de estómago y alucinaciones de cerebro".  Estas cosas suelen ocurrirles, con meditación o sin ella, a la gente que sube para arriba o que cae hacia abajo. Claro que igual nos equivocamos y estas precisiones son obligadas. Habiendo sido director de una cátedra de Bioética, puede que este jesuita haya tenido que conocer náuseas del meñique o alucinaciones del trasero.
"Tuvo pesadillas angustiosas". ¡Esto sí que es insólito! Lo corriente, como todo el mundo sabe, es que teniendo pesadillas uno se lo pase en grande.
"...la extraña figura se metamorfoseó en un dragón con tres cabezas: la de un emperador coronado, la de un pontífice magno tocado de mitra, y la de un político corrupto de derechas (Ap13)". Ostras, Pedrín, con lo que sudábamos cuando teníamos que predicar sobre el capítulo 13 del Apocalipsis, con sus dos bestias-monstruos del mar y de la tierra. ¿Cuántos exegetas no se habrán quemado las pestañas en largas noches de estudio y no fueron nunca capaces de atinar en lo del político-corrupto-de-derechas, sobre todo teniendo en cuenta que lo "de-derechas" debe ser también para la cabeza, como la corona o la mitra de los otros dos? Si no es así, digo yo que hubiese sido más pertinente escribir "un político de derechas corrupto". 
"Salió a la intemperie". El Lucas del evangelio que todos conocemos es mejor narrador que este médico del midrash, hasta el punto de que en el evangelio cuando Jesús sale, sale de alguna parte. Aquí, salir sólo pudo salir del desierto, único sitio en el que previamente se había adentrado. Pero salir del desierto a la intemperie tendrá alguna interpretación que a los obtusos se nos escapa.
"Bebió del escaso hilillo que brotaba entre las rocas y se lavó la cara". Suponemos que el hilillo era de agua (el vino, al que se refiere al final, lo tendría guardado para mejor ocasión). De todas maneras, hace bien en decir que el hilillo era escaso, no sea que el lector crea, en la estupidez que se le viene presumiendo, que era un hilillo copioso y abundante.
"Esta vez el sueño fue sereno. Pasó la nube. Soñó que dormía como Jacob". Soñar que uno duerme explica la serenidad. Pero esta nube tan determinada nos intriga. Como nos puede intrigar por qué razón sinrazón se llama la Ruah y no, como se ha llamado toda la vida de Dios, el Espíritu a esa fuerza irresistible que impulsa a Jesús, si estamos ante un midrash en castellano y no en hebreo. En general, tendemos al pronunciar estas cosas a aspirar la hache final, con lo que convertimos al Espíritu en una onomatopeya de esas náuseas de estómago que dice el autor. 
En fin, queridos lectores, cuídense mucho, que ustedes no son como Jesús y a ustedes las tentaciones les suceden en la dura realidad de la vigilia, no en sueños o medio en coma. Cuídense especialmente de los ayunos que debilitan y no se excedan en las meditaciones, porque, total, cuando puso rumbo a Galilea, Jesús no fue para decir: "Convertíos y creed en el Evangelio" (extrañas interpolaciones que nos tragamos los ignorantes), sino "amigo soy, soy vuestro amigo"... 



jueves, 31 de enero de 2013

De cómo el CEP “trabaja” el tema de la espiritualidad

 
El Centre d’Estudis Pastorals de las diócesis catalanas ha elaborado un opúsculo bajo el título L’espiritualitat de la comunitat cristiana. Guia de bones pràctiques. La obrita se presenta como el fruto del trabajo recientemente realizado por esta entidad al servicio de las diócesis catalanas.
La parte más amplia (“muy importante”, dicen ellos) de la obra es un conjunto de 29 “experiencias” recogidas como ejemplo y sugerencia. De entre ellas, una experiencia sin duda positiva nos asombra por su simplicidad. Lo sencillo es sin duda lo mejor, más si se compara con otros inventos más complejos y arriesgados. Esta experiencia (la número uno) es tan simple como mantener abiertas las puertas de un templo de ciudad desde las 8 a las 20 h. Las prácticas más habituales reseñadas son, sin embargo, las relacionadas con el estudio y la meditación orante de la Palabra de Dios (Grupos de Biblia y liturgia, vigilias de oración, grupos de oración, etc.). Sin duda, son importantes, pero tienen poco de novedoso. En mi parroquia de origen funcionaban ya hace 25 años. Desde luego es algo que no pierde actualidad, pero hay que reconocer honradamente que algunas de estas “experiencias” o “buenas prácticas” no son un invento del CEP, sino que existían al margen del CEP desde hace años (e, incluso, perdóneseme el atrevimiento, pese al CEP). Otras propuestas combinan la oración con el arte musical. Otras prácticas son tan tradicionales como un Pessebre Vivent, o un Viacrucis con textos actualizados. Otras buscan conectar espiritualidad cristiana y naturaleza (un Aplec en una ermita, una romería, etc.). Parece que algunos incluso han redescubierto, oh, oh, el fuego de campamento, eso que se hacía cuando yo era pequeño (cuando había fuegos de campamento por doquier, en invierno y en verano, y no se quemaba nunca ni un puñetero palmo cuadrado de bosque). No faltan propuestas psicodélico-jesuíticas (lectura de la Biblia a través de la simbólica y la psicología junguiana), que me guardaré mucho de comentar porque mi categoría intelectual está muy por debajo de la requerida para aventurarse en la profunda incursión en la Trascendencia que los participantes (no digamos ya los animadores) alcanzan en tales prácticas, sea en la vertiente bíblica como en la onírica o en ambas a la vez. Algunas se centran en preparar la Eucaristía del domingo.
Pero hay una muy especial que merece nuestra atención, en cuanto que no es preparación sino propiamente la “Eucaristía semanal” en una Parroquia relativamente céntrica (en cuanto no periférica) de Barcelona.
Allí han conseguido una experiencia altamente significativa: “una verdadera comunidad de cristianos”. Arrea, menos mal. Ríase usted de las comunidades neocatecumenales, de las religiosas o de las comunidades parroquiales o diocesanas. Nada, nada. Todo eso son sucedáneos descafeinados, comparados con la “verdadera comunidad de cristianos” que ha conseguido, por fin, una Parroquia barcelonesa gracias a las buenas prácticas de su Eucaristía semanal. Para empezar, logran reunir a entre 50 y 60 personas. No sé qué decir. Yo celebro dos misas dominicales en mi parroquia y ninguna de las dos es la misa “mayor”, la del mediodía. No obstante, si en las peores circunstancias, (pongamos un domingo de agosto, por ejemplo) sólo reuniera en una de las dos entre 50 y 60 personas, creo que me darían ganas de tirarme del campanario. Hombre, no sería para tanto, pero sí para, al menos, revisar en qué estoy o estamos fallando pastoralmente. Sin embargo, en la Parroquia de las buenas prácticas esto se expresa como si fuera una hazaña.
Aclaremos desde el principio: en la descripción de esta práctica calificada como “Eucaristía semanal” no hay ninguna referencia a la liturgia eucarística. Ni en esta ni en ninguna de las presentadas por el CEP. Será que en la espiritualidad de la comunidad cristiana ni la celebración, ni la piedad, ni la presencia eucarística tienen relevancia. Pero sigamos. Explícitamente se indica que lo que interesa es, en la misa a que nos referimos, la celebración de la Palabra. La gente va llegando, se saluda, se cuentan las cosas y luego se empieza. Y se empieza con el cura sentado también en uno de los bancos. Tal vez no tiene un buen respaldo en la sede para repantigarse a gusto. O tal vez crea que esto es más comunidad, aquello de soy-el-cura-pero-soy-como-los-demás. No sé si el hábito hace al monje, pero el asiento desde luego no hace necesariamente al humilde. Hay sacerdotes que nos llenamos la boca de la palabra democracia, somos-uno-más, etcétera, y luego resultamos auténticos tiranos.
La paz se da después del perdón y dicen que es un “rebombori” (=jaleo) general muy bonito (¡venga jarana!). “La liturgia de la Palabra es el momento más fuerte...Como es normal, el sacerdote tiene una parte importante y tiene que tener la capacidad de no mandar y dejar hacer...Las peticiones son un momento muy importante...El padrenuestro es otro momento muy fuerte. Hacemos uno o dos círculos, cogidos de la mano y lo cantamos.” Como decíamos, no hay una sola mención a la liturgia de la eucaristía. Al parecer, la plegaria eucarística, la presencia real, la comunión sacramental son momentos menores que no contribuyen suficientemente a “hacer comunidad”. Vamos a ver. El conocimiento mutuo de los integrantes de una parroquia y en particular de los que participan en una celebración es deseable, encomiable y plausible. Lo que no se entiende es la necesidad de manipular desmañadamente las ceremonias de la iglesia para conseguir tal objetivo. Una celebración eucarística es algo más que una reunión de amigos, es algo más que un lugar de acogida de corazones solitarios necesitados de consuelo o socialización, hay Alguien que no puede ser olvidado y que ha de ocupar un lugar central. Si ese Alguien no es el primerísimo protagonista, eso no es una “verdadera comunidad de cristianos”.
El remate, la guinda final, no tiene desperdicio: “A veces se nos une un musulmán muy amigo nuestro que dice que por si acaso yo estar con Mohamed y con Jesús”. Por si acaso, habría que sugerirle al señor párroco que incluyera en esta buena práctica el postrarse cara a la Meca, porque sería algo muy bonito, muy solidario y podría ser, bien mirado, también un momento muy fuerte.
A mí sólo se me ocurren algunas preguntas:
¿Alguien podría explicarnos algún día el por qué se mandan sacerdotes a Roma a que pasen varios años haciendo postgrado de teología pastoral para que al final el Centre d’Estudis Pastorals de les diòcesis catalanes nos sugiera “buenas prácticas” de este tipo?
¿De verdad necesitan las diócesis catalanas un Centre d’Estudis Pastorals con estas características? Si se van a mudar de calle Rivadeneyra, ¿no sería ya el momento de que la Conferencia Episcopal Tarraconense replanteara su orientación?
Si una parroquia barcelonesa declaradamente y negro sobre blanco manifiesta orgullosamente que en su celebración dominical se respetan poco las normas litúrgicas, ¿no debería alguien, sea el arcipreste, el vicario episcopal o Su Eminencia Reverendísima tomar cartas en el asunto?
¿Cuándo se darán cuenta los escolapios de que, aunque les parezca sentir un calorcillo de estar “haciendo comunidad”, lo que realmente se están haciendo es un harakiri con anestesia?