domingo, 30 de noviembre de 2008
Ea, un tráiler
viernes, 28 de noviembre de 2008
El Adviento, a punto de advenirnos

Mañana, al atardecer (en judeocristianismo nuestros tiempos empiezan en la tarde-noche, eso de por la víspera se conoce el santo), será Adviento otra vez. En ese círculo repetido del tiempo litúrgico en nuestro tiempo irrepetible, en esa espiral que nos va llevando hacia la eternidad, volvemos al Adviento (en realidad, en los comercios y en los anuncios de TV, en el territorio de lo profano, cada vez se adelanta más y, aunque seguramente la razón es económica, yo creo que no es sólo eso, sino que la gente ya le tiene ganas). En la liturgia católica es lo que se llama un tiempo "fuerte". Hay quien se obstina en afirmar que todos los tiempos son "fuertes" y sagrados, y que los tiempos litúrgicos, bah, y que cada día tendría que ser Navidad. No estoy yo tan divinizado como para aceptar eso, porque tenemos patas (sumus homo, decía una monjita poco latinista y no demasiado feminista) y nuestros tiempos difieren y cambian (como cambiamos nosotros) y lo mejor de Navidad es que no puede ser cada día. El deseo es bienintencionado, las palabras bonitas, la realidad cruda como el frío de esta semanita. El Señor viene, manteneos alerta.
Haremos bien en no confundir la esperanza con el botín terreno de los bienes terrenos. Haremos bien en no confundir el gozo esperanzado del Adviento con las perspectivas del dulzor aterronado del turrón o la chispa juguetona del cava. El Señor que viene con la generosidad extrema hasta la muerte -y con el pan de unas bienaventuranzas desconcertantes bajo el brazo- no lo hace para acomodarnos en la poltronería del sofá y en el calorcito de las pantuflas y el radiador. Viene como un ladrón a robarnos los caramelos del engaño y a mostrarnos el único camino que puede salvarnos de nuestra mezquindad.
Lo resumo con una cita de C. Cardó (pensaba traducirla, pero es que entre la holgazanería de un servidor y la belleza del original...): "Si celebràvem l'Advent com a cristians, no com a gentils ni jueus, ho donaríem tot al Déu que s'anuncia en l'horitzó llunyà, disposats a veuren'ns-ho tot trencat per tal de posseir aquella integritat d'esperit que després del pecat només pot ésser fruit d'una conquesta dolorosa".
(El Juan Bautista de la imagen es de Paul Guimezanes; sus dibujos provocan admiración o rechazo, difícilmente indiferencia; tenéis una antología de su Bible imagée en http://jubil.op.org/3caravan/virtuel/3reporta.htm para los torpes: se accede clickeando en la firma)
Tal vez una sonrisita nueva para un chiste antiguo:
Aquel ladrón slencioso no sabía que en aquella casa el marido, un tipo con poca voluntad y muchos kilos de más, estaba siguiendo una dieta estricta. Si lo hubiera sabido se hubiera ahorrado el tener que decirse: "Vaya hombre, dos horas trabajando y ahora resulta que es una nevera".
miércoles, 26 de noviembre de 2008
Poesía
lunes, 24 de noviembre de 2008
Probablemente soy un intolerante

Qué probablemente, ni probablemente, ¡seguro!
Pero la penetración del Islam, de forma más explícita o de forma más progresiva y silenciosa, es un hecho. Lo siento, soy intolerante, lo confieso. Y si se me quiere tachar de xenófobo, adelante. Pero no creo en las bondades del Islam. No las veo. No veo que sea una religión portadora de libertad. Ni siquiera tengo muy claro eso que parece tan asumido del esplendor cordobés y de la "convivencia" bajo el califato. A quien crea en eso le aconsejo que haga un estudio histórico serio y no se deje llevar, de buenas a primeras, por alguna patochada fácil que, aunque provenga de un jurista de reconocido prestigio, no deja de ser una patochada fácil. Y que discierna qué convivencia era realmente aquella y de paso puede preguntarse qué es lo que realmente el Islam ha aportado creativamente a la historia de la civilización y al progreso científico (no niego el papel que ha jugado de transmisión en una época bastante lejana, pero sí cuestiono el de creación; un estudio serio descubriría probablemente a no pocos científicos medievales cristianos y judíos trabajando bajo el yugo mahometano). No basta con los calificativos que apliquemos, conviene preguntarse: ¿dónde estuvo verdaderamente el origen?
Soy un intolerante, lo confieso. Y un outsider. En realidad, debería estar defendiendo las orientaciones eclesiales que claman por un dialogo interreligioso (anteayer el periódico nos ofrecía la imagen de un obispo cercano tomando el té, dialogando con dirigentes musulmanes). Obedezco al magisterio, no lo critico, no soy el típico revoltoso gruñón, pero se me hace difícil creer en la posibilidad de tal diálogo como sincero desde ambas partes. En este sentido soy también un outsider, más cercano a los puntos de vista de personas como la malograda agnóstica Oriana Fallaci con su Eurabia o al inclasificablemente certero Mario Gaviria con su califato de Francia. Ustedes perdonen. Probablemente con este post me voy a ganar más x (espero que sólo dialécticas) de las que el domingo repartí en mis tres misas.
Hoy mismo leo en el blog de Sor Lucía Caram su asombro ante el discurso de Plataforma per Catalunya; incluso pone el enlace al video del líder Josep Anglada. ¿Increíble? No, perfectamente lógico, hermana. Anglada tiene un porcentaje importante de votos en Vic y no es el fruto de la intolerancia, sino de la tolerancia cobarde, estúpida y políticamente (y eclesiásticamente a veces) correcta. Detrás de Anglada hay un montón de gente harta de discriminaciones positivas, de relativismos culturales, de que la sociedad receptora tenga que adaptarse a los que llegan de fuera y no al revés, de que se exijan todos los respetos para los seguidores de Mahoma mientras que Cristo y sus seguidores sean el objeto preferido de las chanzas tolerantes, de que hoy día, gracias a unos medios de comunicación políticamente correctos, todo el mundo sepa cuando empieza y termina y qué es el Ramadán y sea cada vez más bajo el porcentaje de personas que sepan qué es, por ejemplo, la Cuaresma (¿eso qué es?). Cuando una sociedad no cuenta con "intolerantes" inteligentes de la talla de Fallaci o Gaviria que hagan oír su voz con fuerza, genera Angladas desaforados. Y es que hay días en que aunque uno intente la mirada amorosa y esperanzada sobre la realidad, eso no puede ser a costa de ponerse las lentes de iluso. Y que conste que no me lamento, no digo los otros, digo ante todo mea culpa.
¡SAN PABLO Y ABRE ESPAÑA!
sábado, 22 de noviembre de 2008
¿será posible?

lunes, 17 de noviembre de 2008
Intriguillas diocesanas? (Germinans & Co.)

viernes, 14 de noviembre de 2008
Al atardecer de la vida

Y en realidad el examen (son varios, pero en realidad uno y el mismo diversamente expresado) que de verdad vale es el de Mateo 25: necias negligentes o prudentes preparadas, talentos que rinden o que se desaprovechan, ovejas o cabritos. Nosotros quisiéramos a veces que nos dejaran ser a medias, una vela a Dios y a otra al diablo, aceite, pero menos (que pesa), medio talento enterrado y medio empleado, ovicaprinos... Ser “casi”, pero no del todo, o sea como siendo sin ser (¿recuerdan ustedes aquella pregunta en la que casi todos hemos caído por mor de la respuesta rápida: tú qué prefieres, casi salvarte o casi condenarte?)
Pero en el examen ya se sabe, o pasas o no pasas. O te queda aceite o no te queda, o hiciste rendir los talentos o los dejaste estériles, o cordero o cabrón. Y te dan ganas de decir, Dios, tío, ¿cómo esperas tanto de nosotros? ¿Cómo confías tanto en nosotros? ¿Cómo no te resignas a que seamos unas mierdecillas capaces sólo de egoísmo?
En realidad, Dios tiene preparadas las fotos de carné de todos, porque él querría ponernos a todos en el cuadro de honor (eso del cuadro de honor los jóvenes probablemente no saben lo que es...).
Al atardecer de la vida, dice la canción. No soy carmelita, pero creo recordar que lo que Juan de la Cruz escribió fue exactamente “al atardecer te examinarán en el amor”. Quizá para que recordemos que el amor no es sólo la asignatura, sino también el aula, el papel, la mirada del catedrático. Quizá para que no dejemos la preparación para las últimas noches (entre otras cosas, porque nadie sabe el día ni la hora). Quizá porque todos los atardeceres son atardeceres de la vida y hay que vivir cada atardecer como si fuera el último.
Una sonrisita tal vez nueva para un chiste antiguo:
El paleto que va al dentista para que le extraigan una muela. Entra con una señora muy pintarrajeada, con pinta de fulana y se sienta en el sillón abrazado nerviosamente a ella. El dentista, sorprendido:
-Pero, hombre, cuánto miedo tiene usted. Tranquilo, su mujer puede esperar fuera.
-Quiá, si esta no es mi mujer. Esta es la Anastasia. Es que me han dicho que con la Anastasia no duele.
martes, 11 de noviembre de 2008
Caerse del caballo
lunes, 10 de noviembre de 2008
Outsider o outlaw?

Terminemos con una sonrisita tal vez nueva para chiste antiguo:
El gobernador civil pasa por un pueblecito para revisar las medidas que se han tomado contra la epidemia de cólera:
-Señor alcalde, ¿usted qué medida de precaución ha tomado?
-Señor gobernador, he mandado preventivamente agrandar el cementerio.