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viernes, 7 de agosto de 2009

Anversos aparentes que esconden reversos auténticos

No es infrecuente que a veces la tristeza nos asalte. Todos conocemos esa sombra que en el momento menos pensado disminuye nuestra claridad vital, incluida esa extraña sensación de que la gente en torno parezca extrañamente más feliz.
En realidad, sólo es apariencia, como en esta antigua postal francesa, que alguien escribe, después de la I guerra mundial, probablemente a un camarada. En el anverso, la Sale des fêtes del Hôtel de Ville de Avignon.

En el reverso, la declaración de la desolación. Traduzco torpemente del francés: Por fin, de vuelta a casa después de un largo y penoso viaje. Usted puede adivinar lo que supone para mí este regreso al hogar vacío. En fin, qué remedio, nada se puede hacer, sufrir solamente...

Por si fuera poco, parece que incluso la metereología acompaña, con un frío más intenso...

4 comentarios:

maria jesus dijo...

Ya, es inevitable, pero si el anverso es agradable puede ser un intento de salir del reverso, que además no conduce a nada

alfonso sanz dijo...

La vida es así, cara y cruz. Creo que suele ir al 50%.

Anaroski dijo...

Hola:

Muchísimas gracias por visitar mi blog, te agrego al blogroll, que viene muy bien tener consejo espiritual cerca.

Un abrazo desde Cádiz.

Anaroski dijo...

Hola:

Muchísimas gracias por visitar mi blog, te agrego al blogroll, que viene muy bien tener consejo espiritual cerca.

Un abrazo desde Cádiz.