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sábado, 19 de mayo de 2012

Coraje episcopal


En aquel pomeriggio veraniego el barquero nos indicó que nos tumbáramos tendido supino, a fin de que ninguna cabeza golpeara contra el arco rocoso, después dio un golpe decidido de remo y enseguida estuvimos dentro de la Grotta Azzurra de Capri. Luego dijo el guía que allí se bañaba el emperador Tiberio. Entonces un argentino que estaba detrás de mí comentó admirado: "Tiberio, era corajudo ese tipo, para bañarse aquí". El adjetivo podría aplicarse también al obispo Novell. Ignoro sus cualidades pastorales, por el conocimiento superficial y anecdótico que tengo de él cuesta creer que sea un Doctor por la Gregoriana (si es docto, lo disimula muy bien), pero tengo que reconocerle un coraje que no abunda en nuestra Iglesia. Se ha atrevido con los ídolos más intocables de la political correctness en boga. Hace unas semanas arremetió contra la ideología homosexualística y hace unos días se ha atrevido incluso a decir que los musulmanes pueden (y deben, desde un cristianismo consecuente) ser evangelizados. No es mi obispo, no me cae especialmente simpático, su estilo y su expresión me parecen más bien simplonas, pero reconozco con admiración su valentía. Allí donde otros, con mitra o sin ella, se escudan en un silencio cagueta maquillado de exquisito respeto o bien postulan implícitamente un híbrido sincretismo, aquello de que en su profundidad fenoménica revelatoria da igual un melón que una sandía, Novell en cambio habla claro y alto.
Se ha ganado enemigos, muchos, algunos poderosos, y no sólo en el lobby gay o en el Islam. Los españoleros no le perdonan que sea catalán (algunos consideran eso un pecado que no se borra ni con diez bautismos) y que diga, oh abominación de la desolación, que cada pueblo tiene derecho a decidir su destino. A los nacionalistas catalanes no les gusta que no haya profesado la fe nacional, que no se llene la boca del tarannà de la Iglesia catalana y que, por el contrario, haya dicho que el obispo tiene que serlo de todos. A los pseudointelectuales progresistas les fastidia su fidelidad declarada, repetida, machacona, al magisterio eclesial vigente (= ¡menudo carca!). A los pseudointelectuales tradicionalistas les incomoda que sea un juanpablero de origen y destino con barba de dos días o que no le ría las gracias chulescas y amaneradas a Martínez Camino. A los pesimistas del "no hay nada que hacer, todo se va al garete" se les indigesta su actuación esperanzada y combativa. A los optimistas del "todo va bien" les duele que les obligue a recoger los tenderetes, a bajar de la montaña y a arremangarse para currar. En definitiva, lo que joroba del obispo Novell es que sea obispo y que ejerza como tal, haciéndolo no sólo paseando la banda morada, tendiendo el anillo o predicando cuatro frases entreveradas de citas del Vaticano II, sino también con una vigilancia diligente y pertinaz. 
En fin, para un servidor no es amigo ni enemigo, aunque personalmente preferiría que no lo promocionasen a la sede de Barcelona, porque aquí unos y otros lo que queremos es eso que tanto se lleva ahora, un coordinador amable que nos palmee la espalda, y no un obispo corajudo que nos meta en vereda.

6 comentarios:

Jordi Morrós Ribera dijo...

Interesante la reflexión sobre el obispo más joven de España.

El obispo Novell también parece currarse la imagen y las relaciones públicas ya que no para de salir en los medios, y a mi también me llama mucho la atención esa capacidad para no acabar de encajar ni entre tirios ni troyanos, y lo cual quizás es un signo más de los tiempos eclesiales y políticos que nos tocan vivir.

Decepcionada dijo...

Sus razones tendrá ud.para que no le caiga bien,a mi me cae estupendamente,hace su trabajo de manera impecable,su comportamiento es claro,correcto e inteligente y se ha solidarizado bajandose el sueldo y lo que más admiro de él es que sigue en su linea a pesar de la implacable critica a la que lo someten los incondicionales del Deig.Ojalá hubiese muchos como él entre los obispos y capellanes.Un saludo.

Anónimo dijo...

Lo del melón y la sandía parece una manera alegórica de incursionar en la realidad revelatoria. Como dice un sutra, la mente libre de obstáculos no dice ¡calcula!, sino ¡come!.

Outsider friar dijo...

Jordi, también en lo de salir en los medios le ha echado Novell cierto coraje. No siempre ha podido o sabido torearlos bien (aquella última cornada de Buenafuente con su "míremelo, míremelo" le pilló descuidado), aunque sus últimas intervenciones (como la de la entrevista Radio 5) han sido más brillantes.
Decepcionada, ni bien ni mal, aunque yo creo que el post es más elogioso que despectivo.
Anónimo, veo que usted ha captado lo del melón; he de confesarle que lo del sutra no lo he pillado.

Jordi Morrós Ribera dijo...

Caramba Outsider, estás mucho más al día que yo de intervenciones episcopales en los medios. Prácticamente sólo sigo las que salen en la letra impresa de la prensa. Además un obispo católico (aunque sea el más joven de España) y Andreu Buenafuente puestos frente a frente en un plató televisivo pueden resultar un cóctel casi explosivo.

El sutra de "Anónimo" no me suena, pero en cambio a mí me ha hecho recordar algún koan de la tradición budista-zen. La experiencia de aquello que nos trasciende no se puede hacer desde la mente ("calcula!", de Anónimo), sino desde la pura y dura vivencia de lo concreto y cotidiano ("come!" también de Anónimo). Habrá que esperar que nos lo confirme nuestro "Anónimo".

Jordi Morrós Ribera dijo...

"La Contra" de La Vanguardia de hoy martes día 22 puede ayudar también a intuir por qué la mística genuina ayuda a tener una mirada benigna hacia la gran diversidad religiosa de nuestro mundo.

http://www.lavanguardia.com/lacontra/20120522/54297063086/halil-barcena-sufi-recuerda-vive-instante.html