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domingo, 28 de febrero de 2010

Y qué más da

La vida en una ciudad (pongamos Barcelona, por ejemplo) puede ser muy aburrida para los que todavía no utilizamos, sentados en ella o empujándola, una silla de ruedas. También nos perdemos ciertas aventuras si no hemos alcanzado la edad de los achaques al salir a llenar el carrito de la compra. Algunos ni siquiera vivimos ciertos lances inherentes a empujar un cochecito de bebés gemelos. Como buen outsider, no soy un defensor a ultranza de ciertas discriminaciones positivas que acaban derivando hacia la falta de equidad. Para muestra un botón políticamente incorrecto: nunca he entendido lo razonable de que un inválido (perdón, minusválido, digo discapacitado) tenga que tener reservada en exclusiva una plaza de aparcamiento veinticuatro horas sobre veinticuatro, cuando seis días por semana sólo la usa de 8 de la noche a 6 de la mañana (el resto de horas, los “capacitados” dando vueltas para no encontrar dónde y aquel amplio espacio siempre vacío). Sin embargo, reconozco que ciertas ventajas hay que ofrecer a las personas a las que les han tocado en suerte particulares limitaciones, aunque sólo sea por aquello de que mañana puede tocarme a mí.

Por ello, me pregunto si uno de los verdaderos problemas que asola nuestra sociedad no es la filosofía de la chapuza, del “y qué más da”, con la cual algunos, probablemente adoradores de Cobras o que cobran por lo que no hacen, por no pasar por “pringaos” acaban pringando a los demás. Todo esto viene a cuento del interrogante que se plantea al considerar que si se gasta un pico de las arcas públicas para accesibilidades, para hacer la vida urbana más fácil, para que todo sea más viable y hacedero, cómo entender que de pronto nos topemos con cosas como ésta:



5 comentarios:

CRIS dijo...

Yo entiendo que hay que facilitar ciertas cosas a las personas con discapaciades, sobre todo en las ciudades, que son una jungla y todo el mundo va a lo suyo demasiado rápido...Además, facilitando las cosas a ellos, en realidad nos las facilitan a todos, porque también nos beneficiamos de ellas.

Lo del parking es algo a lo que yo le doy muchas vueltas (nunca mejor dicho), porque tengo que parar malamente a descargar a cinco niños sentados y atados en sillitas, carrito...maletas, etc...¿No es esto también una dificultad? Muchas veces, a mí también me da rabia cuando ves los flamantes sitios de discapacitados vacíos...

Te aseguro que no tengo ni idea de cual puede ser la solución, pero sí pienso que está mal o injustamente regulado.

Otra cosa es que haya gente incivilizada...e esos, multas, aunque sean los que recogen la basura.

Un saludo

Joan dijo...

A eso le llamo yo gamberrismo

Criteri dijo...

Estèticamente es fatal, pero algunos se ahorraran dar vueltas y vueltas para aparcar. Los peatones ya passan, apretaditos pero pasan :)

Luis y Mª Jesús dijo...

Usted tiene demasiado sentido común para entender esta sociedad.
Llevo más de la mitad de mi vida a toda prisa con un carrito de bebé en las manos y la verdad es que la ciudad se convierte en una carrera de obstáculos.

maria jesus dijo...

Yo tambien me he planteado lo del parking en la calle. Las otras facilidades, como dice Cris, nos benefician a todos.

En cuanto a la fotografía se podría titular "anarquía municipal".Podiamos solicitar la facultad de poner multas al Ayuntamiento.