A veces uno piensa que hay gente convencida de acceder al misterio simplemente complicando el lenguaje. Hoy acabo de ver anunciadas unas conferencias que organiza el Centre Edith Stein y que tendrán lugar próximamente en el Carmelo de Mataró. El titulo principal del conjunto no es muy original: "ser uno mismo y vivir en libertad". Los títulos de las conferencias tampoco están fuera de lugar; en cuanto a los conferenciantes, dos pesos medios, un peso pluma y un sparring. Lo que chirría es el subtítulo explicativo (ja) que le han puesto al conjunto: "la desposesión de las alienaciones cotidianas a la luz de las diferentes tradiciones monásticas". El tipo o la tipa que ha pergeñado la explicación se habrá quedado bastante desposeído de pelo. Personalmente, creo que podría haberse esmerado más, algo así como: explicitación del extrañamiento de la enajenación de la desposesión de las alienaciones cotidianas que emergen en la multiplicidad de tradiciones monásticas. Sí, hombre, sí, ya puestos a complicar las cosas, llevémoslo al extremo. No me explico cómo San Francisco, Santa Teresita del Niño Jesús y tantos otros pudieron alcanzar la santidad y enriquecer la Iglesia con indicaciones espirituales sin tamaña complicación lingüística.
Reconozcamos, al menos, una virtud del cursito: el precio. Por cuatro sesiones de éstas en un centro budista seguro que le cobran a usted una pasta.
Entrando en materia, tengo mis dudas respecto a calificar de "monástica" la espiritualidad franciscana, como me parece muy cuestionable admitir que Taizé haya producido ya eso que se llama una "tradición". ¿Y no hubiera sido mejor recalcar el ser uno mismo en el Otro? No sé, seguramente la primera conferencia sin utilizar "libertad" ni derivados haya dado en el clavo con su título. Porque a todos nos haría falta una mayor dosis de humildad, empezando por el blogger que aquí escribe y terminando por el alma en pena que redactó el subtítulo del curso.
7 comentarios:
Me uno en espíritu al comentario.
No sé si me atrevería a afirmar que quizás igual conozco al redactor del título de marras "la desposesión de las alienaciones cotidianas a la luz de las diferentes tradiciones monásticas", pero hay un cierto tipo de intelectuales cristianos que gastan ese lenguaje que puede dejar un poco sorprendido a cualquier creyente de base y/o de infantería.
Y ciertamente también me quedo con el título de la primera conferencia, y ahí sí que tengo que afirmar que no me condiciona en lo más mínimo que conozca personalmente a este monje cisterciense, que por otro lado también forma parte de mi gremio de economistas de formación (para ser precisos de un curso anterior al mío en la Universidad de Barcelona).
Jajaja, caramba, Jordi, conoces a todo el mundo.
Para Outsider.
No creas que conozco a tanta gente.
Del centro Edith Stein conozco un poco a Francesc Grané que es uno de los inspiradores, pero no puedo asegurar que sea el autor del lema, y además sería casi más un "saludado" que un "amigo" en la terminología de Josep Pla.
Y en cuanto a Llorenç Segalés también es más el amigo de un amigo que no un amigo directo ya que como comenté no compartimos el mismo curso en la Facultad, y de hecho sólo lo traté un poco en dos visitas concretas que hice el año 1998 con mi esposa al monasterio cisterciense de Santa María de Valdediós.
Hasta la próxima.
Quiza le convendria una desposesión pro-gramàtica a ese artista? Ahora, Friars, podrías haberlo explicado a los del pueblo llano, como servidor, porquè el texto tiene mil lecturas.
En su día me interesó la Stein, mucho...
En cuanto a lo del subtitulo... no sé en las cosas religiosas, pero hasta donde recuerdo de tiempos de carrera así acostumbraban a hablar los de filosofía, buena gente todos, algunos muy buenos, pero Jesús!, qué lenguaje, qué términos qué sinécdoques...
Me da muchísima rabia cuando el conferenciante lo que pretende es lucirse y dejar boquiabiertos a los oyentes, que desconectamos a los siete minutos, en el mejor de los casos, y marchamos a casa igual que llegamos pero de peor humor.
En fin...
A mí esto de ser uno mismo me parece una simpleza: uno mismo es uno mismo sin querer desde el principio hasta el fin. No hay que esforzarse. ¡Con lo aburrida que es la mismidad y lo interesante que es la otredad!
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