
Personalmente creo que el video socialista de El problema no es lo que piensan, es lo que van a votar va más allá del puro ataque al contrario, pues lo que hace es tratar a los destinatarios (se supone que todos los electores, a no ser que queramos entenderlo restringido a sus militantes y simpatizantes) como perfectos imbéciles aborregados, capaces de tragar acríticamente sin rechistar con todo lo que les echen.
Nótense ya, para empezar, la vileza de la conclusión final, el problema no es lo que piensan, es lo que van a votar, lo cual equivale a decir algo así como: no importarían ni las ideas ni las actitudes de estos sujetos siempre y cuando nos votaran a nosotros.
Pero es que, además, los estereotipos que manejan no sólo son falaces, sino que se orientan a ocultar realidades de las que los propagandistas no están en absoluto exentos de culpa.
Examinemos sólo algunas de estas proposiciones.
“Los inmigrantes nos roban el trabajo”. He aquí la primera falsedad y la primera desconsideración al destinatario: transmitir que toda persona que haya pensado o dicho esto alguna vez es necesariamente un votante del PP. Los inmigrantes, exceptuados los delincuentes cada vez menos infrecuentes, no nos roban nada. Pero es un hecho que el elevado índice de inmigración va en detrimento de la calidad de algunos servicios, particularmente de los sociales y sanitarios, y que eso provoca desconfianza. Lo que se oculta es una política inmigratoria desnortada. Una política que propicia una enésima reforma de la Ley de extranjería, que luego se ve obligada a rectificar ya que en su torpe redactado penalizaba incluso a colectivos que prestasen ayuda humanitaria. Pero que por otra parte en el pasado ha llevado a cabo, al margen de Europa, regularizaciones masivas que, se admita o no, abrieron perspectivas a quienes estaban fuera (eso que se llama efecto llamada). El problema no es lo que piensan, es lo que hacen.
“La homosexualidad es una enfermedad”. ¿Quién se lo traga? Un skinhead que se precie jamás trataría a un homosexual como se trata a un enfermo. En todo caso lo consideraría como a un cerdo maricón que no necesita tratamiento médico sino bastonazos y patadas. Quienes pronuncian la frase en cuestión son gente preparadísima con notable experiencia académica y profesional, ciertamente disidentes de un pensamiento políticamente correcto y, por ello, marginados, desprestigiados y cuestionados en su valía científica, hasta el punto, como se ve, de equipararlos a los skins. Lo que se oculta es la influencia cada vez más preponderante del lobby gay. Lo malo no es lo que piensan, es que no admiten ningún pensamiento divergente.
Y vamos con la perla. “En Europa sólo hay sitio para una religión”. ¿Conocen ustedes a alguien con alzacuellos que haya dicho eso? Yo no. Está claro que todo creyente cree que su religión es verdadera y personalmente no voy a renunciar a transmitir el evangelio de Jesucristo. Pero en serio, ¿somos nosotros los intolerantes religiosos? Imaginen por un momento que en el video hubieran sacado diciendo lo mismo a un señor con turbante, lo cual, por otra parte, tal vez hubiera resultado más creíble pero ofensivo para un colectivo intocable. Lo que se oculta es la realidad de las raíces cristianas de Europa, lo que se oculta es que los valores de la igualdad y de la libertad, así como la defensa de los derechos humanos, han nacido directa o derivadamente en estos países de raíces cristianas y no en otros. De todas maneras, un servidor cree todavía en la posibilidad de transformación de las conciencias, pues de otro modo, si atendiéramos sólo a los datos científicos de las perspectivas demográficas, está claro que en el futuro en Europa sólo habría sitio para una religión. Y no precisamente para la del señor del alzacuellos, sino para aquella que no conoce más tolerancia que la de la debilidad.