El número de hoy, 23 de septiembre de 2012, de Catalunya Cristiana publica un editorial que ha generado no poca estupefacción. "No dice quién es", me comentaba molesto e intrigado un compañero. El editorial va de Sínodo novoevangelizador y correlativa llamada a la conversión y a la purificación estructural. Empieza destacando que Monseñor Luis Martínez Sistach ha sido nombrado padre sinodal y, a continuación, nos suelta esta perla:
"Al parecer también uno de los peritos catalanes que asistirá a él (al Sínodo) es un eclesiólogo de prestigio internacional."
Dicho esto, no desvela a quién se refiere. Misterio. Intriga. Lo saben de buena tinta, pero hay que hacer un amago de duda. Ese Al parecer inicial es todo un reto, un desafío de adivina adivinanza. Como decir, me lo han dicho (probablemente el mismo interesado), pero no lo digo porque aún no es oficial. Al parecer siempre salva la cara. Incluso en el caso de que, por lo que sea, hubiera una vuelta atrás. Se puede deducir de la frase que hay peritos catalanes (si hay uno de los peritos, es que por lo menos hay dos, en eso la frase es taxativa). De estos dos, al parecer, uno es un eclesiólogo prestigioso. ¿El otro u otros? Pues, al parecer, no se sabe y, si se supiera, no debe ser nadie particularmente destacable, al parecer. Y, además, nótese el prodigio redactor: fíjense en ese también. Cualquiera que sepa leer castellano (relean ustedes la cita, por favor) entiende que ese también quiere decir que nuestro Cardenal es también (el también es siempre simétrico) un eclesiólogo de reconocido prestigio (ya ven, uno le hacía canonista, pero Catalunya Cristiana nos devela, al parecer, secretos muy bien guardados).
En fin, hablemos claro: el redactado es tan defectuoso que no pasaría un examen de selectividad.
La intriga es una tontería porque Catalunya Cristiana lleva fecha del 23 de septiembre y desde el día antes son públicos los nombres de expertos y oyentes. El eclesiólogo experto es el profesor Pié; los otros dos auditores son el Doctor Simón y el religioso Emili Turú. Ya sabemos, ya sabemos, resulta que Catalunya Cristiana sale el 23, pero se cierra no sé cuántos días antes, o sea un desastre en estos tiempos nuestros donde la gente está informada al minuto. Y, si se es consciente de este cierre de edición tan anticipado, porque no hay más remedio con los medios de que se dispone, hay que dejarse de misterios, intrigas y chismorreos, porque a lo único que conducen, a la vista está, es al propio descrédito. Un decano de Facultad de Filosofía no puede permitirse esto. Y si alguien, para ayudar a Catalunya Cristiana, va a soltar 45 euros del ala para la cena del próximo 4 de octubre, está en su derecho a exigir un mínimo de rigor periodístico y de faena bien hecha.